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Robert Ludlum: tiempos nuevos para espías amnésicos

El gran éxito que cosecharon «El caso Bourne», «El mito de Bourne» y «El ultimátum de Bourne» han propiciado una cuarta entrega cinematográfica, «El legado de Bourne», que además de no contar con el respaldo literario del creador de la trilogía, tampoco cuenta con las aportaciones del cineasta Paul Greengrass y el actor Matt Damon. Esta no es la única propuesta cinematográfica basada en los originales literarios de un autor que supo captar los nuevos aires del espionaje mundial, Robert Ludlum.

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Koldo LANDALUZE

Un hombre recorre desorientado las calles de Europa. En su ruta topa con un nombre que no reconoce como suyo pero que utilizará como primer escalafón en la búsqueda de su identidad perdida. Progresivamente, sus reflejos perdidos regresan del olvido y con ellos una señal de alerta que le advierte de su condición de presa. Instintivamente pone en práctica sus mecanismos de defensa y como un animal acorralado emprende una huida hacia adelante destinada a saber qué se oculta tras el nombre de Jason Bourne.

Jason Bourne es un personaje de ficción creado por el escritor norteamericano Robert Ludlum cuyas andanzas fueron narradas en tres novelas tituladas «The Bourne Identity», «The Bourne Supremacy» y «The Bourne Ultimatum». En ellas, se narran los frenéticos episodios vividos por un agente norteamericano que padece las consecuencias de la amnesia traumática que sufrió a resultas de una misión secreta ejecutada en una capital europea. Mientras el protagonista persevera en su empeño por recuperar su identidad perdida, sufrirá el acoso implacable de aquellos para quienes obedeció sus órdenes, los cuales están directamente conectados con una red de espías de élite especializada en manipular gobiernos.

Agentes de la CIA, mercenarios paramilitares y asesinos profesionales seguirán su rastro por todo el mundo con intención de evitar que la presa descubra las secretas motivaciones que impulsan las órdenes de la organización para la que trabajó. Las tres entregas literarias respetan el discurso que siempre manejó Ludlum y que tiene su epicentro en la lucha desigual que un hombre debe mantener contra una organización poderosa. En esta lucha, el escritor siempre mostró su interés por ahondar en diversas teorías conspirativas que asociaban a la CIA con misiones ejecutadas en suelo estadounidense. En su errático periplo, Bourne descubre que es un `hombre de paja' manipulado médica y sicológicamente y obligado a volver sobre sus pasos para reencontrarse a sí mismo y asumir los extraños comportamientos que marcan su conducta: una innata propensión a analizar todo cuanto le rodea, una capacidad deductiva asombrosa y un talento muy especial a la hora de infiltrarse, manipular, predecir movimientos y asesinar con una frialdad y rapidez pasmosas.

Tal y como se afirmó en su día, existen varias teorías que afirman que las obras protagonizadas por Jason Bourne están basadas en unos archivos secretos de la CIA que, tras ser desclasificados, descubrieron a la opinión pública que en el seno de esta organización existía un equipo de espías de élite cuya misión consistió en ocultarse en varias capitales europeas y utilizar cualquier método -incluido atentados- para crear confusión. Con el paso del tiempo se afirmó que esta sección secreta de la CIA únicamente estaba compuesta por un único agente y esta especie de mito o artículo conspiranóico fue la fuente inspiradora de Ludlum paras crear a su letal personaje.

Nacido en Nueva York el 25 de mayo de 1927, Robert Ludlum ejerció varios oficios antes de colocarse ante una máquina de escribir y entre ellos resultaron determinantes su experiencia como actor y, sobre todo, su pericia como productor de teatro. Gracias a las cualidades que atesoró en estas facetas, el futuro autor estudió los mecanismos del ritmo y la acción narrativa. En el imaginario de Ludlum topamos con las cloacas silenciadas del sistema norteamericano y en este universo encriptado descubrimos a personajes solitarios o grupos pequeños enfrentados a poderosas organizaciones que no dudarán en mover los resortes político-económicos para lograr sus terribles objetivos.

En su particular perspectiva del mundo, el escritor se preocupó por indagar en las sombras del sistema y desenmascarar los planes orquestados por poderosas corporaciones engarzadas a los estamentos políticos, financieros y militares que conspiraban para regir o variar a su antojo el status quo mundial. Ludlum fue un pionero a la hora de dar nuevos bríos a la narrativa de espionaje y descubrió nuevos territorios creativos en los cuales los agentes de inteligencia norteamericanos y soviético cooperaban en misiones comunes y la CIA orquestaba operaciones ilegales en territorio norteamericano. Curiosamente, estas teorías esbozadas en sus novelas le reportaron críticas muy adversas y provocaron todo tipo de comentarios encaminados a ridiculizar y tildar de absurdas tanto sus ideas como sus tramas. Tal y como suele ocurrir muy a menudo, ha sido el tiempo el encargado de verificar cada una de las ficciones que Ludlum planteó en sus novelas.

A pesar del gran éxito que logró y de abrir nuevas vías que fueron seguidas por autores como David Morrell o Gayle Lynds, nunca contó con el prestigio que le fue otorgado a colegas suyos como John le Carré. Ello quizás se debió a que siempre le fueron criticadas su obsesiva manía por incluir cursivas, la multitud de exclamaciones que subrayan sus diálogos y la utilización de frases extremadamente cortas. Fallecido en el año 2001, Ludlum no pudo ser testigo del gran éxito que cosechó la adaptación cinematográfica de «El caso Bourne» que dirigió Doug Liman en el año 2002. En cambio si pudo visionar la primera versión rodada para el medio televisivo por Roger Young en el 88 y en la que Richard Chamberlain daba vida al amnésico Jason Bourne y la ex-ángel de Charlie Jacklyn Smith interpretaba a su acompañante accidental. El filme de Doug Liman supuso una grata sorpresa ya que tras su apariencia de mimético filme de acción Made in USA y de variar considerablemente algunos elementos de la novela original, se encontraba un oportuno y muy original `toque' europeo que dotaba de gran empaque a un producto muy bien resuelto y en el que Matt Damon legó para la posteridad su rol de Bourne.

El cine, siempre ávido de nuevas historias y sabedor de que nunca hay que dejar escapar un éxito asegurado, apostó por adaptar la segunda novela -«El mito de Bourne»- y para tal fin contrató los servicios de un nuevo cineasta: el británico Paul Greengrass. Aclamado por su anterior y sobresaliente trabajo, »Domingo sangriento» (2002), Greengrass se empleó a fondo a la hora de redefinir el discurso del cine de acción moderno utilizando un revolucionario montaje que dotaba de frenesí a la adrenalítica carrera contrarreloj que debía protagonizar nuevamente Matt Damon. Con planos que en multitud de ocasiones no superan los cuatro segundos de duración, Greengrass revitalizó el género con un filme de gran empaque visual y que contó con el respaldado de un sobresaliente reparto que incluía a Joan Allen, Brian Cox y Franka Potente.

El gran éxito de «El mito de Bourne» propició la adaptación de la tercera y última novela protagonizada por el agente amnésico, «El ultimátum de Bourne» (2007), y en ella Greengrass volvió a mostrarse como un consumado creador de tensiones y situaciones explosivas colocando la cámara en el momento y lugar precisos. La polémica se desató en cuanto la Universal anunció la cuarta entrega de Jason Bourne a sabiendas de que no existía material literario para llevarla a cabo. Los primeros que se negaron a participar en esta descarada operación comercial, encaminada a perpetuar el éxito de la franquicia, fueron el cineasta Paul Greengrass y el actor Matt Damon el cual llegó a asegurar que estaría barajando la posibilidad de preparar, por su cuenta y riesgo, una nueva entrega basada en el personaje que tanto éxito le había otorgado. Lejos de amilanarse, la Universal contrató los servicios del realizador Tony Gilroy -guionista de las tres entregas anteriores y autor de películas como «Michael Clayton»- y dio un nuevo giro a la película recurriendo a un material literario firmado por Eric Van Lustband. Para dotar de mayor verosimilitud a esta su operación, la compañía cinematográfica se ha esforzado en evitar cualquier tipo de comparación con las tres entregas anteriores argumentado que el espía amnésico es ahora un personaje completamente nuevo que contará con el rostro reconocible del actor Jeremy Reener.

«The Bourne Legacy», así se titula esta cuarta entrega, contará en su reparto con las presencias de dos pesos pesados de la talla de Rachel Weisz y Edward Norton. Paralelamente a este proyecto que se estrenará en nuestras pantallas la próxima temporada, la Industria ya ha fijado su interés en otra obra de Ludlum titulada «The Janson Directive» la cual tiene como protagonista a un personaje muy similar a Jason Bourne; Paul Janson, un ex-Navy Seal y ex miembro de una agencia secreta acosado por los recuerdos de la guerra de Vietnam y de su mentor y jefe, cuyo sadismo en el cumplimiento de su dudoso cometido acabó siendo denunciado por el propio Janson y provocó, en última estancia, la ejecución de este por crímenes de guerra. Años después, Janson es el jefe de una compañía de seguridad que fracasa a la hora de rescatar a una importante personalidad y esta situación desembocará en una orden de ejecución contra su persona y en el inicio de una carrera contrarreloj para salvar su vida. Nuevamente la Universa Pictures -en comunión con Captive Entertainment y Ludlum Entertainment- ha sido la encargada de llevar a cabo este proyecto que contará con un guión escrito por John Havlin; un escritor que recientemente se ha encargado de redactar la trama de la esperada adaptación cinematográfica del célebre juego de mesa «Risk».

Los grandes estudios mantienen a ludlum en la recámara

Autor de 29 novelas, Robert Ludlum dejó tras su muerte varios trabajos inéditos que aguardan en un cajón para ser revisados. Entre sus obras más destacadas figuran “El manuscrito Chancellor”, “El caos Omega” y “El Círculo Matarese”  y entre las futuras propuestas que ya están en marcha figuran “The Parsifail Mosaic” y “The Sigma Protocol”. La primera, filmada por Ron Howard (“El Código DaVinci”), tiene como protagonista a una mujer que se convertirá en el objetivo de la CIA y el KGB. La protagonista huirá a través de Europa para evitar que la información que posee caiga en manos de estas organizaciones.

“The Sigma Protocol” será dirigida por Jose Padilha –cineasta brasileño que alcanzó gran renombre internacional gracias a su polémica “Tropa de élite”– y el guión ya ha sido redactado por  Art Marcum y Matt Holloway (“Iron Man”). El argumento gira en torno a un economista acosado por asesinos profesionales y envuelto en un complot relacionado con el control y manipulación de la economía global. K. L.

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