Raimundo Fitero
Una actitud
Los jóvenes estudiantes de teatro debatíamos hasta el amanecer sobre la implicación ideológica de un actor en una obra de teatro. Y concluíamos de manera rotunda que haríamos un papel de fascista en una obra progresista, pero nunca un papel de progresista o revolucionario en una obra cuyo mensaje final fuera fascista y reaccionario. Esta máxima de aquellos años de compromiso se puede mantener en cualquier tipo de creación, por ejemplo las series de televisión.
¿La serie Aída es xenófoba, reaccionaria y anticatalana? Yo contesto con rapidez: no. Justamente es una serie que ha ido retratando la vida de un segmento de nuestra sociedad muy vulnerable a los vaivenes ideológicos, a las presiones mediáticas sobre asuntos de esta importancia. Es el retrato de gente popular, pegada a la televisión, con una formación justa, que deben moverse siempre a la defensiva en un ambiente hostil. Retrata a esos personajes, los sitúa en un lugar concreto, y se adentra de alguna manera en una nueva versión de la picaresca, aunque en ocasiones lo haga con trazos gruesos.
Los personajes, todos perfectamente identificables, nos dan una noción de esos sectores sociales, de sus vivencias, ambiciones y pensamientos, y dentro de ese conglomerado, siempre con la necesaria aportación artística, el guión debe forzar el tipo de manera que se vea el personaje desde el primer momento. Y ahí aparece el dueño del bar, Mauricio Colmenero, perfectamente interpretado por Mariano Peña, uno de los personajes más machista, xenófobo, inmoral, reaccionario, facha y simpático del mundo. Sirve de contrapunto, para mostrar a una parte de la sociedad que piensa, actúa, y se expresa como este personaje. Por lo tanto, que sea anticatalán retrata a un número muy grande de votantes de la opción mayoritaria en muchos lugares del estado español que comparten esa actitud intransigente.
Podría ser que este personaje marcase ideológicamente el mensaje final de la serie, pero yo insisto en lo contrario, está compensado con otros que son solidarios, buenos vecinos, responsables, participativos. Y de esa dialéctica es de donde debemos sacar los telespectadores las conclusiones. Yo, desde luego, haría el personaje.