
Alberto Pradilla Periodista
Los se�ores del m�vil, como Lehman Brothers
S� que t� no tienes la culpa. Pero sue�o con el d�a en el que tus jefes abandonen sus despachos esposados como los responsables de Lehman Brothers�. Con esta expeditiva arenga concluy� una amiga su conversaci�n con la voz subcontratada de una empresa de telefon�a m�vil. La llamada era una de esas contraofertas con las que te responden cuando te cambias de operadora. Tras cumplir religiosamente con sus 24 meses de enlace forzado, mi amiga se pas� a la competencia para beneficiarse de una tarifa m�s reducida. Pero un d�a antes de hacerse efectiva la portabilidad, llama esta amabil�sima voz y le propone un descuento del... �40%! �Si me hubieses ofrecido un 10%, lo entender�a como estrategia comercial. Pero de todas las cosas malas que me ha hecho vuestra empresa, esta es la peor. �Pod�a haber ahorrado 40 euros todos los meses y s�lo confiesan cuando me marcho?� El castellano tiene una amplia gama de sin�nimos para definir esto: fraude, timo, estafa, enga�o, robo, hurto, desfalco, usurpaci�n, trampa, farsa. Los trileros de Orange, Movistar, Vodafone o cualquier otro de estos c�rteles te sacan la pasta, te maltratan durante el a�o y medio en el que te mantienen amarrado y cuando te lanzas a brazos de otro de sus compinches que por lo menos te regala un iPphone, se regodean de los cuartos que te han sacado con absoluta impunidad. Los abusos de estos truhanes convertidos en ejecutivos no terminan aqu�. Las llamadas-oferta, un acoso que deber�a de ser perseguido, constituye otro de esos recursos que evidencia la soberbia de los se�ores del m�vil. �Qu� ocurrir�a si todas las empresas que ofrecen cualquier tipo de servicio se decidiesen a importunarte telef�nicamente? ��Con qui�n estoy hablando?�, te preguntan despu�s de marcar tu n�mero. �Perdona, t� eres quien me ha llamado. Ahora soy yo quien quiere saber con qui�n hablo para poder tener los datos de alguien para denunciarle por acoso�. Lo peor de todo es que, como reconoc�a mi amiga, ellas no tienen la culpa. Son los miserables de sus jefes, parapetados tras unas empleadas a quienes adoctrinan y obligan a mentir a cambio de un sueldo indecente, los responsables de esta estafa colectiva. �Como Lehman Brothers�. Para m�, esas palabras fueron pronunciadas por la William Wallace de los usuarios de m�vil. Y espero con ansia el momento en el que todos ellos paguen sus abusos.