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Matías Schulz, portero del Anaitasuna

Un «millonario» con manos de oro

Esta es su segunda etapa en la escuadra verde, a la que ha llegado con una mayor madurez y conocimiento de la competición estatal.

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Natxo MATXIN

Fue el héroe ante el Aragón y quien propició, con sus meritorias paradas, que los dos puntos se quedasen en La Catedral. El retorno de Matías Schulz a Anaitasuna ha coincidido con su mejor momento deportivo y vital. Rozando la treintena, su equilibrio personal y la experiencia que ha ido acumulando estos años en el balonmano estatal comienzan a dar sus frutos. Su actuación del pasado sábado fue un buen reflejo de ello.

El guardameta argentino firmó un porcentaje de acierto del 62% en la primera mitad, unos números que no son muy habituales en esta disciplina deportiva. Y que son fruto del convencimiento de quien sabe que está haciendo bien las cosas. «Cuando uno entra en la dinámica de ver que para todos los balones le da la impresión de que va a detenerlos todos, pero es imposible porque el lanzador es quien tiene siempre las de ganar», recuerda de esos mágicos minutos el cancerbero.

Y es que habrá quien valore que su protagonismo fue consecuencia de que sus compañeros no defendieron lo suficiente, y también quienes pensarán que el acierto del meta argentino vino precisamente porque el rival no lanzó cómodo. Matías Schulz responde a la cuestión de manera salomónica: «Creo que hubo de las dos circunstancias, algunas contras por errores nuestros en ataque, pero en su mayor parte la defensa me ayudó mucho a detener balones».

Sea como fuere, Anaitasuna sumó otros dos puntos «inesperados» -ya van cuatro con los obtenidos en Granollers-, que vendrán muy bien para alcanzar el objetivo de la permanencia. Puntos que de nada servirán «si pierdes contra los rivales de tu Liga, eso va a ser determinante, ganar contra adversarios directos», reconoce el meta ché.

De momento al único que ha pasado por la cancha verde, el Puerto Sagunto, se le ha batido, entre otras cosas por el clímax de la grada. «La afición se está haciendo sentir mucho y nos hace tirar hacia adelante incluso en los momentos duros», reconoce. Una simbiosis que debe servir «para hacernos fuertes en casa y tener una cuota de respeto hacia rivales que nos consideran la cenicienta de la categoría y que, por ello, están obligados a ganar en nuestra pista. Ahora pensarán que pueden perder y que tampoco se acaba el mundo, eso nos puede venir bien a nosotros», explica.

Su gran situación deportiva también coincide con la personal. Casado con una compatriota durante su anterior etapa en la escuadra navarra, ahora está a la espera de ser padre el próximo mes de mayo. «La ciudad ya la conocíamos y nos dio una buena impresión en mi primer paso por aquí -recuerda-. Estamos muy cómodos, y ahora conozco mejor el balonmano español después de cuatro años, eso me ha dado un mayor factor de madurez y posibilita un mejor rendimiento», admite.

Aventura olímpica

Su gran inicio de temporada también se ha visto reflejado con su selección, que ganó en la final a Brasil en los recientes Juegos Panamericanos y consiguió así el billete directo para unos Juegos Olímpicos -Londres 2012- por primera vez en su historia. «Fue un hito en el que veníamos trabajando desde hacía 10 años, después de quedarnos dos veces a las puertas. Puede darle un empujón a este deporte en Argentina, y nuestro reto es ahora quedar entre las ocho primeras -van doce- para conseguir el diploma olímpico».

En toda esta época de vino y rosas sólo hay un lunar. Hincha de River Plate -los millonarios descendieron este año a lo que sería la Segunda División argentina-, vivió en directo la tragedia deportiva. «Estuve en el estadio en los dos partidos y lo pasé fatal». También se confiesa seguidor de Osasuna, y ha visto a los rojillos en El Sadar acompañado de Carlos Chocarro.

Un derbi «apretado» con expectativas de trampolín

Tres décadas llevaban los aficionados navarros esperando a lo que este sábado se va a producir. Una reedición de aquel derbi de antaño en el que San Antonio y Anaitasuna pugnaban por ser la referencia balonmanística del herrialde. Un encuentro «que todo el mundo quiere jugar» y en el que las espadas están en todo lo alto.

Por las últimas dinámicas, pudiera parecer que los de Aitor Etxaburu llegan, al menos, con una moral más elevada, pero para Matías Schulz este tipo de partidos «siempre empiezan con el 50% para cada uno», un envite «cuya fecha fue lo primero que miraron ambas plantillas una vez que se produjo el sorteo».

Y es que en esta ocasión ni siquiera el factor cancha puede ser un aspecto favorable, a la vista del poco seguimiento que tienen los partidos de los albiazules y del importante desplazamiento de aficionados verdes que ocuparán las gradas del Universitario, que esta vez sí se llenará, como en épocas no tan lejanas. Las entradas ya han salido a la venta, al precio de 20 euros para adultos y 7 para infantiles. Pero el choque tiene un interés añadido, el más importante, como apunta el arquero argentino. «Los dos equipos estamos muy apretados en la tabla, y una victoria puede suponer el trampolín para salir de los puestos de abajo», señala.

El derbi se presenta con bajas por ambas partes, más importantes en el caso de los antonianos. Como ya es conocido, su técnico Juanto Apezetxea no podrá contar con David Rasic ni con Niko Mindegia. Más probable es que lleguen Ibai Meoki, aquejado de una distensión en el abductor, y también Adrian Crowley, que acabó algo tocado tras jugar en Logroño.

Por parte de Anaitasuna, también se perderán tan histórico encuentro debido a sus lesiones ya conocidas Maxi Cancio y Pocholo, y además habrá que estar pendientes de la evolución de Ion Latorre, aquejado de un esguince de tobillo y que no jugó en el partido frente al Aragón como medida de precaución.

Como ya es sabido, para los prolegómenos de la cita se han organizado algunos actos, fundamentalmente culinarios, con vistas a que reine la camaradería y el buen ambiente. Así, a iniciativa de los anfitriones, habrá una comida de confraternización en el asador Irurena, en la que participarán ambas aficiones, ex jugadores y ex directivos. Por su parte, Anaitasuna también ha organizado una comida popular para sus socios. Ambas iniciativas estarán amenizadas con música.

N.M.

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