Fede de los Ríos
Reflexión e inflexión, fáciles de rimar si hay ganas
Reflexionemos y pongamos un punto de inflexión en la situación a la que nos han llevado la estupidez y la avaricia de unos pocos y sus sirvientes
Escribo estas líneas con el corazón atenazado por el temor de que dicho ejercicio dé al traste con lo que, según el poder y sus medios de comunicación, debiera ser un día de jornada de reflexión. Algo así como el habbat que los hebreos, -esos hombrecillos pertenecientes al pueblo elegido que acostumbran a darse coscorrones contra un muro para después lamentarse-, lo utilizan para hablar con Yahveh en el ínterin que transcurre entre dar muerte a un palestino y a otro. Ahora el tal Yahveh les ha ordenado atacar a Irán porque dicen que quiere construir bombas atómicas como las suyas.
Es que Yahveh es mucho Yahveh. De pequeños, así, sin más, ya les ordena arrancarse los prepucios (sólo a los varones, claro está) y con cierto recochineo, deben rezar todos los días dándole gracias por haberles creado varones. Después la elección entre un minúsculo tapete que apenas cubre la coronilla o negro sombrero flanqueado por tirabuzones, con lo que el sentido del ridículo aumenta. Desprepuciado y atirabuzonado, desde la más tierna infancia el resentimiento anida en los corazones de los del pueblo elegido. Más de uno se pregunta ¿y por qué cojones me tuvo que escoger a mí? Ahí es cuando vienen los cabezazos y la mala hostia contra quienes no son judíos. Perdónenme que la reflexión, propia de la jornada, me esté llevando por los cerros de Úbeda.
Reflexionar, dicen. Como si fuera tan fácil. La reflexión es un doble recorrido de acto mental, primero dirigido hacia un objeto y posteriormente vuelto hacia sí mismo. Tomar conciencia (falsa o no) de una situación dada, lo llaman algunos. El sujeto reflexivo ve y es consciente de su manera de ver lo que ve y por qué.
Tras tomar conciencia durante la jornada de reflexión, y de no habernos suicidado posteriormente a una emasculación de nuestros aparatos reproductores (no me refiero a los DVD's), y estrellado nuestras cabezas contra el muro de lamentaciones más próximo por efecto de una visión de presente tan halagüeña, nos piden que no ajusticiemos a los responsables de la situación empalándolos en plaza pública, después de haber recuperado lo robado en dietas, sobresueldos y cesantías, sino que nos acerquemos a una urna para elegir, mediante votación, a ser posible entre Pin (Rajoy) y Pon (Rubalcaba) al morroi del Capital que dirigirá el Estado con la ayuda del PNV y sus independientes y el beneplácito de la Angelines, la Merkel.
Aquí, por estos lares donde habitan la antxoa y el piquillo, esta vez tenemos una oportunidad de amargarle la digestión a tanto cabrón. Reflexionemos, pues, y pongamos un punto de inflexión en la situación a la que nos han llevado la estupidez y la avaricia de unos pocos y sus sirvientes. Mandemos a paseo las primas de riesgo y al resto de familiares que se enriquecen con nuestro empobrecimiento. Islandia ha sido un pequeño ejemplo a seguir aparte de comernos su bacalao.
Por Durruti, por Brouad, por Muguruza que en un día como hoy fueron asesinados por la reacción. Y por nosotras que nos lo merecemos.