Un escueto llamamiento de Vendetta-Bilbo «a tomar la calle, utilizando la herramienta más creativa y eficiente» llevó ayer a centenares de jóvenes a las inmediaciones del Ayuntamiento de Bilbo, a reivindicar el derecho a expresarse en la vía pública, haciendo caso omiso al restrictivo reglamento municipal vigente.

En medio de un exultante ambiente festivo, que llevó a más de un transeúnte a sumarse a la iniciativa y a los turistas a inmortalizar más de una escena, el sonido del txistu o la txalaparta se entremezcló por momentos con la música disco. Ataviados con boas de colores, pelucas, máscaras, camisetas con lemas como «desobeditzen», el atuendo comparsero o con narices rojas, en apenas 15 minutos los alrededores de la escultura de Oteiza se convirtieron en un escaparate de las más variopintas actividades, desde juegos populares hasta malabares, lemas y dibujos escritos con tizas de colores en el suelo o espectáculos de danza y teatro.

Apenas 15 minutos tardó en hacer aparición la Policía Municipal y poco después lo hicieron varias patrullas de la Ertzaintza. Unos y otros insistieron en que alguien se tenía que identificar como responsable, junto al argumento de que más de 20 personas reunidas en un espacio representa «ocupación de la vía pública», al tiempo que algunos de los participantes se preguntaban si es delito que 20 personas salten a la comba en la calle o ir en grupo a San Mamés también contraviene la normativa.

Algunos de los presentes accedieron a dar su identidad a condición de que quedase reflejado que no son organizadores de nada, sino participantes a título individual en una iniciativa popular improvisada. Algunos de los presentes se mostraron sorprendidos porque ni Guardia Urbana ni Policía autonómica intervinieron en la anterior concentración de Vendetta durante la jornada de reflexión previa a los comicios municipales.