Pese a su gravedad, el genocidio en Guatemala no ha tenido tanto eco como las dictaduras de Chile o Argentina y, menos aún, la violencia contra las mujeres mayas. ¿A qué se debe este silencio y falta de divulgación en instancias internacionales?

El conflicto de Guatemala ha sido uno de los más largos de Latinoamérica. Pero, lo cierto es que entre la población que se vio afectada no hubo tantos exilios como ocurrió en Chile o Argentina. Ellos sí que cruzaban la frontera, se iban a México e, incluso, a Europa. En Guatemala, no hubo esa dispersión de personas exiliadas que hicieron la labor de denuncia en otros países. En cambio, ha habido un importante movimiento de organizaciones sociales reclamando justicia en el sistema interamericano. El conflicto acabó en 1996 y, ya por esa época, había algunas causas. Debemos tener en cuenta también que la población afectada era muy pobre. En un alto porcentaje eran indígenas mayas que vivían en comunidades en situación de exclusión y de pobreza. No se podían exiliar como en el caso chileno o argentino y, tal vez, ése fue uno de los factores que hizo que no tuviera tanta difusión en el ámbito internacional.

¿Hay espacio en la Guatemala de hoy para la memoria histórica? ¿Qué lugar ocupa la recuperación de las víctimas teniendo en cuenta que, según la ONU, el 98% de los delitos quedan impunes?

Cuando toleras que se produzca un determinado crimen, la gente no entiende que cometerlo está mal. Es lo que ha sucedido en Guatemala. El feminicido que está ocurriendo en la actualidad así como los tremendos índices de impunidad tienen sus raíces en conflicto, en el que se normalizó la violencia contra la mujer, cosificando sus cuerpos y permitiendo que fueran agredidos y utilizados. El mensaje de que `no importa que se ataquen los cuerpos de las mujeres' se ha venido lanzando desde hace mucho tiempo. La sociedad, por tanto, lo considera algo tolerable. Si no hay una condena en firme por parte de las autoridades y de la propia sociedad civil seguirá ocurriendo. El sistema de Justicia en Guatemala tiene que cambiar y empezar a condenar este tipo de casos.