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HERMES BINNER | PRIMER CANDIDATO DE LA OPOSICIÓN ARGENTINA

«Un Gobierno con 10 millones de pobres no puede ser progresista»

El candidato presidencial Hermes Binner por una recientemente creada coalición de izquierdas cuestiona la deuda social del kirchnerismo a pesar de años de crecimiento económico robusto. Opina sobre los principales desafíos venideros de Argentina y cuestiona la corrupción.Gobernador de Santa Fe y nacido en una familia oriunda de Suiza (Valais), Hermes Binner arrebató a la oposición peronista de derechas y al histórico radicalismo argentino la segunda plaza en las últimas elecciones presidenciales. Lo hizo con una coalición, el Frente Amplio Progresista (FAP), que no duda, desde planteamientos socialdemócratas, en arremeter contra el kirchnerismo en el poder.

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Daniel GALVALIZI |

«Lo conveniente no es verse como el jefe de la oposición sino como parte de un colectivo que quiere realmente cambiar el país». Con esta definición, que describe su perfil político fehacientemente, comienza la conversación con el diario GARA del opositor más votado en las últimas elecciones presidenciales de Argentina, Hermes Binner, candidato por el Frente Amplio Progresista (FAP).

Sobrio, sin la rimbombancia verbal que tanto caracteriza a los políticos al sur del Río de la Plata, Binner hace honor a su linaje suizo con un bajo perfil y una estética partidaria sin estridencias, que parecen haber caído bien a los 3,6 millones que le dieron su confianza -un 17%- y que lo convirtieron en el primer candidato de origen no peronista ni de la tradicional UCR en obtener el segundo puesto en una contienda presidencial.

El logro de Binner, gobernador de la pujante y agroindustrial provincia de Santa Fe (al norte de Buenos Aires), tal vez no resalta con su caudal de votos sino con su crecimiento en tan breve período. Anunció su candidatura, con una improvisación que le jugó en contra, pocas semanas antes de las primarias abiertas de agosto, en las que obtuvo el 10%, ubicándose en el cuarto lugar.

Pero ese porcentaje lo ayudó a reposicionarse, aumentar el conocimiento del electorado sobre su figura (aún escaso en los distritos más periféricos fuera de la región central del país) y mostrarse como una opción de izquierdas superadora del kirchnerismo, con la transparencia y ética como carta de presentación principal, junto a su extendida experiencia de doce años de gestión administrando gobiernos municipal y provincial.

Tal fue así que en dos meses trepó en las encuestas al segundo puesto y alcanzó el 17%, muy por detrás de la presidenta Cristina Kirchner, reelecta con el 53% de los votos, pero muy por delante de lo que su coalición política -un conglomerado de partidos locales de centro izquierda cuyo eje vertebrador es el centenario Partido Socialista- podía augurar.

Al preguntarle si se siente el jefe de la oposición, prefiere escabullirse de ese podio, del cual sabe, muchos lo querrán bajar en los próximos meses: «Creo que el problema no es sentirse jefe, sino convocar para construir una Argentina mejor». Ese rol preponderante en el arco opositor lo comparte con el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, que lidera el espacio de la derecha liberal, y quien fuera reelecto por amplio margen en su distrito y con claras aspiraciones presidenciales para 2015.

Binner no es un político que lleve en la sangre la estrategia del choque frontal en la arena pública, pero sabe que con Macri estarán en veredas opuestas y nunca de la mano, por más que ello divida al electorado opositor. Lo dejó claro cuando rompió su alianza con la UCR, al coaligarse ésta con un peronista liberal en la provincia de Buenos Aires. El tiempo demostró que la confusión de electorados sería un cachetazo a Ricardo Alfonsín (salió tercero en las elecciones) y resultaría en ganancia para el FAP.

¿Por qué Cristina Kirchner obtuvo semejante reelección?

Hoy Argentina tiene ventajas importantes, como una balanza comercial que aún sigue siendo positiva gracias a la soja, pero hay un déficit fiscal que va creciendo y es subsanado por dinero del Banco Central o de la caja de los jubilados o el Banco Nación (banco público); no hay un criterio del Gobierno de poder disminuir el déficit fiscal. Influyó también un asistencialismo importante que se vio incrementado en el tiempo electoral y una comunicación excelente y sofisticada.

¿La gestión de los medios públicos?

No estamos para nada de acuerdo con el uso de los medios oficiales de esta forma, y además hay una política gubernamental que tiende a generar comunicadores sociales amigos y enemigos, y los comunicadores deben ser comunicadores. Hay diferentes clichés que se han instalado y no son favorables para la construcción de una Argentina mejor.

¿El Gobierno de Cristina Kirchner es progresista?

Este Gobierno no es progresista porque hay 10 millones de pobres, un 25% del país, y en ese cuarto de la población vive el 50% de los niños argentinos. Ese problema no se ataca como se debe sino que está en aumento, al igual que el déficit de vivienda. Cuando hablamos de educación, salud, vivienda y trabajo, se puede hablar de un Gobierno progresista si se dedica a estos problemas, y hoy por hoy es muy difícil concretar estos derechos, en tiempos justamente de bonanza económica.

¿Qué opina del modelo político del kirchnerismo?

Es un Gobierno que está transitando un camino de hiperpresidencialismo, y entendemos que tiene que frenarse la posibilidad de terminar teniendo un Gobierno hegemónico. Hay un gran peligro en la mayoría absoluta en ambas cámaras del Parlamento, por lo cual pueden prescindir de la oposición y hacer de la legislatura un simple trámite. Bobbio (Norberto, politólogo italiano) escribió bastante de la obligación de la mayoría absoluta que tiene con las minorías. El mejoramiento de la democracia se da con más democracia.

¿Cómo calificaría al Gobierno entonces?

En Europa se usa mucho el término derecha o izquierda, no sé cuánta cabida tienen en Argentina. Lo más claro es definir en términos de medición de los derechos, o sea, en estos cuatro años, ver cuánto se avanzó en la inclusión social, en materia de educación y combate a la pobreza. Por ejemplo, tenemos un 6,5% de inversión del PBI en educación, eso por ejemplo es destacable, pero no hay impacto real, el problema está en cómo se destinan y manejan esos fondos.

¿Está hablando del problema de la corrupción?

Lo más grave en el sistema es la impunidad con la corrupción, que la Justicia no actúa. El poder judicial tiene las grandes causas todas frenadas, hay carencia de respuesta a las necesidades de hoy de la Argentina. Se había generado gran expectativa cuando salimos de la Justicia menemista, y hoy, si bien no están los grandes problemas que hubo en la época de Menem (Carlos, ex presidente 1989-1999), sin embargo no se resuelven las causas. La corrupción es lo peor que le puede pasar a la sociedad, y afecta a los más pobres, porque todo ese dinero tiene que ser destinado a ellos, los ricos tienen cómo defenderse.

Usted es una rareza en la política argentina, lleva doce años al frente de administraciones públicas sin causas famosas de corrupción. ¿Es un orgullo o su gran capital político?

No tuve causas famosas ni no famosas y no es orgullo ni capital político, es una concepción filosófica. Juan B. Justo, el fundador del socialismo argentino hace más de 110 años, era médico cirujano y en ese tiempo la asepsia era un elemento fundamental para evitar infecciones, y decía que para aplicarla en la cirugía había que lavarse bien las manos y cepillarse bien las uñas. `Manos limpias y uñas cortas', pregonaba. Ese concepto decía que también había que aplicarlo a la política, para no quedarse con nada que no corresponda.

dicotomía

«En Europa se usa mucho el término derecha o izquierda. No sé cuánta cabida tiene esta dicotomía en Argentina»

ESTADO ESPAÑOL

«Allí quebró el capital financiero, no el productivo, y el primero sigue mandando, cuando lo que tendrían que hacer es salvar la productivo y al trabajo»

hugo chávez

«No me gusta el factor hegemónico. creemos que tiene que haber libertad y no hostigar a medios porque opinan diferente, y tampoco concentrar el poder»

LIDERAZGOS

«Lula da Silva (Brasil), Michelle Bachelet (Chile) y José «Pepe» Mújica (Uruguay) son ejemplos de buenos liderazgos y representan a una América Latina distinta»

FAP

«Queremos construir una Argentina mejor y por eso el formato es frentista y no de partido, y donde participan cinco partidos existentes y distritales»

«Somos la novedad de este nuevo proceso político en Argentina»

¿Por qué la oposición no pudo cautivar más al electorado a pesar de haber ganado las parlamentarias de 2009?

Primero, para elegir a los cargos legislativos en comicios de medio término la gente trata de llamar la atención al Ejecutivo. Sumado a los factores que favorecen al Gobierno, como la política clientelar, negar datos e información sobre la realidad, la extraordinaria publicidad gubernamental... Pero nosotros somos la novedad de este proceso político, porque había un espacio en la sociedad que no tenía representación, que era el progresismo no peronista. Y el FAP es una novedad porque es un sector que ha cambiado la cultura de la disidencia por la de la coincidencia, y esto se vio en el programa electoral que presentamos.

¿Cuáles son los tres principales problemas que enfrenta hoy Argentina?

Primero la inflación, segundo la inflación y tercero la inflación (en torno al 24% según cálculos de consultoras), porque sumado a un mentiroso Indec (instituto de estadísticas intervenido desde 2007), hace que se produzca la fuga de capitales que tenemos hoy, de U$S 3.500 millones mensuales. Además, la inflación es el impuesto más injusto que existe porque afecta a los más pobres. Se está demostrando así por qué no se avanza en la inclusión social. Hoy tenemos un déficit fiscal que se resuelve extrayendo dinero de la caja de las pensiones y no se soluciona el problema con los subsidios (a los servicios públicos), que son necesarios, pero para ayudar a la gente que tiene que incluirse, no como es ahora, que es una política equivocada porque perjudica al interior del país y favorece la concentración de la gente y la riqueza en Buenos Aires. Es distribución del ingreso a la inversa.

¿Cómo imagina su relación con el Gobierno en este nuevo mandato?

Siempre vamos a defender un Gobierno democrático y plantearemos alternativas a aquello en lo que no estamos de acuerdo. Y ante el sesgo autoritario, nos plantaremos defendiendo el debate. Por ejemplo, la ley más importante que tiene un país es la Ley de Presupuesto, y tiene que ser un debate abierto, no a libro cerrado como quiere la presidenta. El año pasado no se debatió porque no quisieron modificar ningún artículo y hoy estamos viviendo con el presupuesto prorrogado de 2010, lo que permite que sean usados en forma discrecional miles de millones de pesos.

Su mandato en la gobernación acaba pronto. ¿Se ve diputado en 2013?

Es muy pronto, vamos a seguir trabajando en el centro de estudios. La idea es seguir formando gente, transmitir formación política, sin un cargo público de mi parte por ahora.

¿Cuál fue la mejor lección de sus doce años de gestión pública hasta ahora?

La importancia de la participación ciudadana, del diálogo con la gente. Reconocer a las organizaciones intermedias, de la sociedad civil, y escucharlas. D.G.

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