El día del último triunfo del Athletic en el estadio sevillista, el 18 de diciembre de 1993, era la víspera del primer cumpleaños de Iker Muniain. Pero para Marcelo Bielsa esos 18 años transcurridos son sólo eso, estadística. «Ignorarlo sería como mostrarse soberbio; pero considerarlo especialmente sería contraproducente», se limitó a terciar el argentino. «Habrá que ignorarlo y fantasear con que mañana las cosas serán favorables a nuestros deseos», añadió. Así que después de una semana de recordar hasta la saciedad lo de la maldición a orillas del Nervión, habrá que pensar que, como dijo una vez el veterano inglés Roy Hodgson, actual técnico del West Bromwich Albion, «estoy confiado. Nunca he perdido en Parma... Nunca he jugado allí». Un punto a favor de Bielsa.

Lo que sí tiene claro el rosarino es que sus hombres están ante «un partido que se encolumna en la franja de enfrentarse con equipos importantes» y que «de acuerdo a lo que uno produzca, la valoración aumenta, porque el Sevilla es una referencia en el fútbol español».

Nadie duda de que tras el choque ante el Barça, el de hoy es otra piedra de toque, aunque con matices diferentes. Ante los catalanes, sobre todo, se trataba de dejar buena imagen; ante los sevillistas, se trata de ganar. Para ello, el argentino no escondió sus cartas en el entrenamiento vespertino de ayer y trabajó de manera particular con esa zaga de cinco defensas, con Iñigo Pérez por delante de los centrales -se sumó al grupo Ramalho, convocado por primera vez -.

Cree Bielsa, dijo, que este esquema es la mejor opción ante esas dos puntas que anuncia Marcelino García Toral, que todo apunta pueden ser Kanouté y Negredo. Eso sí, no olvidó recordar, como hiciera su capitán Andoni Iraola el día anterior, que este diseño «no cambia nada el estilo del equipo».

Enfrente tendrá un hueso duro de roer, pero que llega con varios jugadores recién salidos de lesiones, como los dos delanteros que apuntan a titulares o el argentino Perotti. Veremos si están al cien por cien ante un Athletic que como el jugador malí reconoció ayer, «es un equipo duro, no nos podemos confiar. Sabemos que lo pone difícil en el campo». El Sevilla, además, viene de cuatro partidos sin ganar y si es verdad que quieren cortar esa racha negativa, también es cierto que la presión la tienen ellos.

«El Sevilla me descartó»

Es seguro que el Sánchez Pizjuán -donde hoy se espera que siga lloviendo y que el campo lo note y mucho- será territorio hostil para los rojiblancos. Y se verá si la afición sevillista tiene algún tipo de cuenta pendiente con Marcelo Bielsa, por aquello de su frustrado fichaje. El argentino aprovechó ayer para aclarar aquel episodio y matizar que «no fui yo el que dijo que no, sino que fue el Sevilla quien descartó en su momento la opción que yo representaba», quizá, añadió, porque «mi perfil como entrenador no coincidía con la solidez defensiva que querían».

Lo dijo hace unos días el presidente Del Nido, cuando ironizó con que «viendo los partidos del Athletic y la sangría de goles que venía recibiendo nuestro equipo, no sé lo que habría sido del Sevilla si Bielsa llega a ser el entrenador». Hoy veremos si, como le ocurrió con lo de comerse al león, su verborrea le vuelve a jugar una mala pasada.