Raimundo Fitero
Estigmas sobrevenidos
Algunas autoridades en los análisis de audiencias aseguran que la marca de cadena estigmatiza. Es una concepción clásica del electrodoméstico que a veces parece ser un legado de un pasado remoto, pero que en ocasiones, a la lista de los resultados se puede uno llegar a unir a esta teoría. Cuando había una cadena y media, cuando empezaron algunas autonómicas e irrumpieron las privadas, se fue fragmentando la audiencia y se colocaron etiquetas para que las audiencias discriminaran y se hicieran de una opción u otra, o dicho de otra manera, que en tal cadena encontraban el lugar donde pasar sus veladas televisivas.
Yo juraría que todo este planteamiento teórico con el mando a distancia universalizado, con las decenas de ofertas de la TDT, con las plataformas de pago, se ha perdido, que no existe una fidelidad clara de ningún telespectador con ninguna cadena en su totalidad. Que puede estar en una misma sesión televisiva en dos docenas de cadenas a tiempo parcial, que picotea y que sigue ciertas series, ciertos programas según su conveniencia puntual y circunstancial y no como una decisión previa.
Pero dentro de este convencimiento que en muchas ocasiones se demuestra en los pormenores del estudio de las audiencias a partir de las señales informatizadas de los tres mil y pico hogares seleccionados para su medición, lo cierto es que de repente, una cadena entra en barrena y fracasa con casi todo lo que estrena. Está sucediendo en estos momentos en Cuatro, que ponen y quitan programas con una celeridad desconcertante. Esto puede deberse a errores del programador, pero también a desinterés subconsciente de las audiencias que han estigmatizado a la cadena, de la manera que nadie puede entender muy a las claras, y la dejan como una opción muy minoritaria.
Al contrario, Tele 5, con una clara declaración programática, con unas audiencias millonarias, debido a un corrimiento de tierras de los anunciantes empujados por alguna mano negra, está desmontando aquello que le daba entidad y parecía que satisfacía a muchos telespectadores. Es muy curioso este sobrevenido estigma blandido contra la cadena de Vasile, que yo llamaría hipocresía.