Dos meses han pasado desde que se me invitó por vez primera a aportar mi opinión sobre la situación de nuestro querido Athletic y, casualidades de la vida, si la anterior vez fue tras el desastroso partido contra el Betis en San Mamés, esta vez cruzamos el puente y nos encontramos con el otro equipo sevillano que no hace mucho tiempo nos iba a devorar desde la melena a la cola y de cuya indigestión todavía nos acordamos, y posiblemente más su presidente, a punto de úlcera tras el domingo. Cualquier similitud de dichos encuentros, fuera aparte de la procedencia de ambos rivales, es pura coincidencia.

En aquel momento escribir sobre dicho partido, tal y como indiqué entonces, me pareció un suplicio. Obviamente es tras un partido como el del domingo cuando más sencillo puede parecer realizar un comentario. Pero escapando de las euforias y de esa facilidad, voy a transmitir parecido mensaje al que realicé en dicho momento. Si entonces solicitaba paciencia y confianza, y sobre esta última creo que cada vez hay menos gente que no crea o que pueda poner en duda el `proyecto Bielsa', es importante mantener la primera, porque creo que este equipo tiene margen de mejora.

Si no era bueno, creo que tampoco justo, transmitir pesimismo en aquella situación, lo correcto en el momento actual es tener los pies en el suelo y no buscar objetivos que llegarán con el buen trabajo que se viene haciendo, pero nunca dando más zancadas que las que nuestros pies alcanzan. El objetivo nuestro, aunque suene poco original e incluso pedante, es el partido siguiente.

A nadie se le escapa que el equipo nos hizo disfrutar el domingo, pero debemos ir superando esos desajustes que se siguen produciendo, afortunadamente cada vez menos, como el que nos costó el gol en contra o la falta de acierto para finiquitar un partido que nunca debió dar opción, aunque fuera de fortuna, a un equipo que en el campo fue completamente inferior.

Así y todo, sí quisiera apuntar dos hechos positivos. Por un lado, ante la idea, parece ser extendida, de que la plantilla pueda parecer corta, el partido realizado el domingo por Iñigo Pérez nos indica que todos tienen tan asumido el sistema, incluso aquéllos que parecían no contar, que juegue quien juegue el equipo no se resiente, lo que indica que, posiblemente, la misma no sea tan corta y esté equilibrada. Tal vez, en mi modesta opinión, podría echarse en falta algún otro efectivo en línea delantera ante cualquier contingencia que pudiera sucederle a Fernando Llorente.

Por otro lado, el debut con la camiseta del Athletic del primer jugador de raza negra nos debe afianzar en la defensa de la idiosincrasia de nuestro equipo, exigiendo en nuestros jugadores sentimiento rojiblanco, independientemente del color de su piel. Me duele observar, cada vez con mayor asiduidad, niños de esta tierra con camisetas de otros equipos de la Liga con los nombres de sus `ídolos' serigrafiados en la espalda. Comprendo que los chavales quieran ir detrás del ganador, pero el sentimiento también se transmite y se educa, y el que no lo hace pierde su esencia e identidad, y no podemos olvidar que nuestro equipo ha tenido esos valores como la base de su propia existencia más allá de los triunfos. Así que manos a la obra.