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Gontzal Mendibil | Cantante

El encierro vasco

No son tiempos de esconder nada. Son tiempos para lidiar este toro bravo, enfrentándose a él democráticamente y con puertas abiertas

Bitoriano Gandiaga, uno de nuestros grandes poetas, descifraba estos versos hace años con el título: «Herriaren nahia-El deseo del pueblo»: «Nahi handi hau/ zezen bat dut/ egarri baten/ moskorrez/ Euskal Herriren enzierroa/ luzatzen doa/ kale luzez. Este gran deseo es un toro ebrio de sed/ El encierro de Euskalherria va prolongándose por largas calles». Y es que el encierro vasco tiene unos hechos y unas características muy singulares y diferenciadas del encierro español. Esto es lo que habrá de tomar nota el nuevo presidente del Gobierno español. En lo político, el vendaval popular en España se topa con el vendaval abertzale en Euskal Herria. Incuestionable es que aquí hay un sentimiento muy mayoritario que no concuerda con el modus operandi de España. Y aunque deje descolocado a más de un político y analista español, es imposible esconder la realidad.

Empieza un nuevo ciclo donde Rajoy tendrá que lidiar grandes toros. Nos esperan corridas de alto voltaje, habrá de dirigir la orquesta desde la arena, analizando los sabores y sinsabores de cada encierro. Vienen tiempos duros, pero a su vez interesantes. Necesitará inteligencia y visión para no perder su hegemonía y necesitará tomar medidas que seguramente no serán del gusto de su propia parroquia. Enderezar la economía, activar la producción y, por tanto, crear empleo es y será su primera labor.

En lo económico muchas son las cosas que habrá de cambiar. ¿Será capaz? ¿Se atreverá Rajoy a atender los resortes de la macroeconomía sin olvidar ni exprimir la microeconomía? ¿Se atreverá a castigar el fraude fiscal y paralizar la especulación por la especulación y la corruptela instalada en las entrañas de la sociedad y los abusos que se cometen en ella? ¿Será capaz de impulsar la economía, protegiendo lo social y contraviniendo los intereses de la pura especulación financiera? ¿Se atreverá a forzar o impulsar a las entidades bancarias a que abran la posibilidad de dar créditos a los emprendedores y a proyectos empresariales? ¿Se atreverá, más allá de los parches, a acometer una operación quirúrgica de decisiones políticas claras para articular otro tipo de relaciones, tanto en lo económico, en lo social, como en lo político?

Labor titánica, la que habrá de emprender con la idea de favorecer al ciudadano de a pie, porque como afirma el escritor austríaco Peter Handke, «Las democracias de hoy en día son formalmente nuevas dictaduras humanas y económicas: lo más hipócrita que hay».

Y en lo político, estamos en otros tiempos, tiempos que necesitan de otras políticas acordes a la sensibilidad actual. Rajoy tendrá que tomar decisiones políticas contundentes, impulsando directrices acertadas y olvidando conveniencias.

Cambiar la ley electoral es lo que propugna abiertamente la derecha rancia o el sector duro del nacionalismo español. Cambiar la Constitución es lo que aboga UPN para que Nafarroa no pueda en un futuro tener posibilidad de estar en una hipotética Euskal Herria legal. Sería un tremendo error, pero demos tiempo al tiempo, porque si esto ocurriera, abiertamente se habrá de plantear que empieza un nuevo ciclo en todos los sentidos. Un nuevo ciclo que ya ha comenzado y donde se dirimirá el futuro abierto en todos los sentidos. Un futuro que dibujará otro escenario y donde inevitablemente habrán de dar apertura democrática a la libre decisión de per- tenencia o no pertenencia de la ciudadanía vasca en el conjunto del Estado.

«Esta democracia es imperfecta, y es injusto que un partido con menos votos pueda tener más escaños», dicen UPyD y sectores afines. Si desde esa «imperfección» se reclama el cambio de la Ley de D'Hont, desde esa misma no proporcionalidad de partidos de ámbito estatal y partidos de ámbito territorial específico se ha de reclamar el derecho a decidir de los vascos, abiertamente y con todas las vías y garantías; eso es la democracia. Y a ello se habrá de atener la democracia española y quienes participan en ella. Rajoy debería saber que el «café para todos» hace tiempo que dejó de valer como elemento político y que está fuera de la realidad social.

La labor de Rajoy, además de reforzar la economía, debiera de ser reforzar la democracia, y para ello habrá de atender al hecho diferencial de Euskadi y Catalunya. Ni el nuevo Gobierno español ni el actual Parlamento Vasco pueden ser insensibles a la realidad sociopolítica de Euskal Herria. Al Gobierno de López le tocará también hacer una seria reflexión, porque obviar que el actual Parlamento de Gasteiz no representa el sentir sociológico vasco es obviar y distorsionar la realidad vasca. Pero hay hechos que son eternos y el tiempo vuelve una y otra vez a plantear la realidad.

No son tiempos de esconder nada. Son tiempos para lidiar a este toro bravo, enfrentándose a él democráticamente y a puertas abiertas. Son tiempos de decisión en lo político, en lo económico y en lo cultural. Tiempos duros en la economía global y tiempos interesantes en la política vasca.

Rajoy deberá llevar consigo la carpeta económica del Haber y el Debe, y deberá llevar asimismo otras dos carpetas, una la que pone: «Problemas resueltos», y otra: «problemas a resolver».

Rajoy tiene un toro bravo que lidiar, en un encierro público y a la vista de todos. ¿Será capaz? Esa es la gran duda. «La política es ante todo el arte del diálogo». Mal augurio por tanto excluir de los contactos a Amaiur. Decía Groucho Marx, «La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados».

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