El convoy nuclear alemán finaliza su tramo por tren con 1.300 detenidos en las protestas
GARA | BERLÍN
El convoy de residuos nucleares llegó ayer a Dannenberg (norte de Alemania), a veinte kilómetros del depósito de Gorleben, dejando atrás una jornada completa de protestas de ecologistas 1.300 detenidos y unos 150 heridos.
Al comienzo de su trayecto por carretera, la organización ecologista Greenpeace colocó una furgoneta en mitad de la calzada, con el propósito de obstaculizar el máximo tiempo posible el paso del convoy. Cuatro miembros de la organización lograron burlar el cordón de seguridad en torno a los 20 kilómetros de carretera. Los activistas ya anunciaron que intentarían impedir el trabajo hasta la última etapa.
El tren avanzó durante el fin de semana entre sucesivos bloqueos. Tres hombres y una mujer retrasaron la marcha del convoy durante casi quince horas, al encadenarse en la vía mediante un complejo mecanismo de una tonelada de hormigón y un metro de alto. Anteriormente, un grupo de hasta 200 jóvenes, en su mayoría enmascarados, se enfrentaron con la policía en los bosques vecinos al trayecto ferroviario. En total fueron 1.300 los detenidos por la Policía, que fueron confinados en una enorme prisión a cielo abierto.
Durante el sábado los Policías trabajaron toda la noche para despejar las vías del tren, bloqueadas con tractores de agricultores y manifestantes.
Las autoridades alemanas movilizaron un contingente de 20.000 policías para contener estas acciones, que desde hace 20 años se reproducen en Alemania con cada transporte de residuos a Gorleben.
Estas protestas son las primeras tras la aprobación de la canciller, Angela Merkel, del «apagón» nuclear para 2022.
El convoy «Castor», con 2.500 toneladas de residuos radiactivos, entró la madrugada de ayer en la estación de Dannenberg, más de cien horas después de partir de la planta de reprocesamiento nuclear francesa de La Hague, a 1.200 kilómetros.