Alguien, aunque sea por error, debería tomar alguna decisión que provocase una tímida mejoría. Con una inversión en publicidad prácticamente nula, el bloqueo de redes sociales y un servicio de mailing completamente descoordinado el Villa cabalga sin titubeos hacia una situación forzada en la que el austero de turno pueda llegar a decir que no funciona y que hay que cambiarlo, recortarlo o, directamente, borrarlo del mapa.

La cadena de consecuencias es nefasta. Sin presencia en la prensa especializada, el número de bandas que se ha presentado ha decaído alarmantemente a lo largo de los últimos dos años. Otra consecuencia de la desaparición de la publicidad afecta a la asistencia de público: la sala ha estado casi vacía en los conciertos de los miércoles. Además, teniendo en cuenta que la calidad caprichosamente va ligada a la cantidad de propuestas presentadas, tampoco el brillo de las bandas ayuda a alimentar el boca a boca para que el público aporte un necesario calor al certamen. La rueda, la cuesta abajo, parece imparable.

Urgen decisiones, redefiniciones, replanteamientos y contraataques. Urge que por las venas del funcionario o el político de turno fluya la sangre a una velocidad aceptable para que esta sangre alimente el cerebro y lleguen las ideas o el simple respeto por el camino marcado a lo largo de dos décadas. Urge mucho, vaya que sí.

Tormenta

Tarde noche del viernes y turno del último capítulo de la tormenta metálica del Villa de este año. Medían sus desiguales fuerzas los vizcainos All Reasons, los navarros Khous y los gaditanos Echovolt. Abrieron los de Mungia igualando su actuación en la ronda clasificatoria. Fue insuficiente. Su metalcore fronterizo con el death melódico y el metal de los 90, ora melódico, ora desgarrador, alcanzó un grado de brillo similar al que obtuvo hace dos semanas. Pese al envidiable esfuerzo y la emotiva entrega de los vizcainos, el tercer puesto fue para ellos.

Segundos fueron Khous, de Berriozar, claro. Superaron su concierto de la ronda clasificatoria. Esto, posiblemente, les sirvió para llevarse el segundo premio a los puntos. Lo cierto es que sonaron con mayor empaque, la voz esta vez fue integrada en el todo de la banda y no se quedó aparte, como hace dos semanas.

Y los ganadores fueron Echovolt. Como era de esperar por lo visto en su concierto de clasificación. Nada nuevo bajo el sol pero sí algo relativamente original dentro de las propuestas que llegan al Villa de Bilbao metálico. Ecos electrónicos, rap y ritmos bailables acotados por riffs enérgicos y estribillos que se graban en la memoria a la primera. Muchísima diferencia entre los gaditanos y sus competidores, por composiciones, por tablas, por entrega, por energía. Por todo. Algo que incluso se dejó ver en la entrega de premios en la que ni siquiera hubo los tradicionales abucheos y protestas de desaprobación que acompañan a cada nuevo fallo.