Philippe Montanier seguirá al frente del primer equipo de la Real y se sentará en el banquillo el domingo ante el Málaga a pesar de las dudas de los máximos responsables del club. Las declaraciones de Jokin Aperribay tras ganar en Sevilla, en las que cuestionó al técnico y criticó su dirección, evidenciaron la merma en la confianza en el técnico de todo el Consejo, pero la sensatez de no cambiar tras una victoria pudieron más que la preocupación y la tentación de cambiar.

Los máximos responsables del club ya tenían dudas con el técnico cuando decidieron tras el empate con el Espanyol dar una última oportunidad a Montanier tras pedirle que apueste por el estilo de juego que estime más oportuno, que coloque a los jugadores en sus puestos y que deje de hacer tantos cambios.

La plana mayor del Consejo y Loren acudieron a Sevilla a ver el partido y, a pesar de la victoria, la dirección del técnico al final, especialmente el cambio de Demidov por Elustondo, no les convenció y llegaron a plantearse seriamente su destitución a pesar de la victoria.

Por eso Aperribay realizó unas declaraciones «en caliente» que no favorecen a nadie porque, como bien dijo, era un momento para disfrutar de esos momentos que no se viven muchas veces en el fútbol y no para cuestionar en público a un entrenador que seguirá. Porque no guste un cambio después de un partido más que digno hasta el minuto 75 la Real no debe cambiar de técnico tras un triunfo.

Ese fue el criterio que prevaleció entre las dudas en la reunión informal que se produjo ayer al mediodía, cuando empezaron a llegar consejeros a la sede del club y mantuvieron un encuentro con el presidente en el que tomaron la decisión de no realizar ningún cambio tras sopesar los pros y los contras y demostrar que la victoria de Sevilla no ha reducido la preocupación que se vive en el Consejo.

Un error de Aperribay

El problema es que esas dudas y la debilidad de la posición del entrenador sean públicas porque Aperribay cometió en Sevilla uno de sus mayores errores como presidente de la Real. Aunque tiene toda la razón en lo que dijo, un presidente no puede meterse en público en ese jardín. Además no fue consciente de la repercusión de sus declaraciones y del perjuicio que suponen para el club al no cambiar de entrenador, porque denotan una falta de confianza en Montanier.

Esas declaraciones provocaron que el medio más influyente e irresponsable de Gipuzkoa dedicara sus primeras páginas de la información de la Real al posible cambio de técnico en lugar de dar más relevancia al gol de Iñigo Martínez y a la victoria. Así envió a un periodista al aeropuerto de Hondarribia para buscar las caras largas tras un viaje en avión y no las sonrisas de todos tras el golazo de Iñigo.

Errores y aciertos

Es evidente que el desarrollo del partido debía invitar a una reflexión, pero no tanto del Consejo, que debe cambiar de técnico sólo cuando los resultados obliguen, como de Montanier, que debe entender que su equipo no responde cada vez que cambia de sistema y de puestos a sus jugadores. Se equivoca, pero también ha acertado, como en la confianza en el chaval que le mantuvo en el puesto.

Por eso, ante sus pros y sus contras, los resultados son los que mandan, como han recordado Aperribay y Loren en las últimas semanas, y no había ni que haber discutido la continuidad del técnico tras la victoria porque eso al equipo no le ayuda nada. Y tampoco a los responsables del club, a los que lo mejor que les puede pasar es que Montanier acabe los dos años de contrato. Nada garantiza que con un cambio se vaya a mejorar y como sea destituido y el equipo no mejore se van a buscar responsables más arriba y seguirá la inestabilidad.