El «niqab» también se presenta en las elecciones egipcias en plena irrupción del islamismo político
Tras las revueltas arabes y la destitución del antiguó regimen en Egipto se celebran las primeras elecciones legislativas en la que participan candidatas con «niqab». Muna Salah y Sari Galal tienen claro que el «niqab» no representa ningún obstaculo.
Antoni JARA | EFE
Varias egipcias con niqab, velo que cubre toda la cara menos los ojos, compiten codo con codo junto a otros candidatos en las elecciones parlamentarias en Egipto para demostrar que no hace falta enseñar el rostro si se quiere servir al país.
«¿Para qué necesita la gente (ver) mi cara? lo que les importa a ellos es mi trabajo. Además, una expresión de Dios narrada por el profeta Mahoma dice que «Alá no mira vuestras imágenes ni cuerpos, sino vuestras acciones»» señala la candidata Muna Salah, de 53 años.
Salah, que gestiona una sociedad benéfica que ayuda a huérfanos, ancianos y enfermos de cáncer, se presenta como aspirante en la lista del partido salafista (rigorista musulmán) Al-Nur, que entre sus candidatas tiene un 60% de munaqaba (mujeres con niqab).
«El uso del niqab fue ordenado por Alá -subraya la candidata-. Yo nunca dejaré de llevarlo, porque Dios no me preguntará sobre la política sino sobre el cumplimiento de su ley».
De todas maneras, Salah deja claro que si su coalición llega algún día al poder no impondrá el uso del «niqab» y sólo recomendará a las mujeres llevarlo: «Al final ellas serán libres de usarlo o no», apuntó.
La candidata explica que una de sus motivaciones para concurrir a los comicios fue «representar a un grupo de la sociedad (los salafistas) que fue perseguido duramente las últimas tres décadas».
«Deseo hacer oír mi voz en el Parlamento para que la gente conozca nuestro discurso e ideas porque los medios de información nos desprestigiaron, nos mostraban como extremistas y terroristas», agrega con firmeza.
Y destaca que su presencia en la Cámara Baja servirá para vigilar la actuación de los ministros y «evitar que Egipto sea saqueado y robado como sucedió durante el pasado régimen» del expresidente Hosni Mubarak.
Con ella coincide la ingeniera informática Sari Galal, de 27 años, que también con su niqab se presenta como candidata de Al-Nur por un distrito del sureste de El Cairo.
«No creo en absoluto que esa prenda suponga un obstáculo para una mujer en el Parlamento. Trabajo en una compañía extranjera sin problemas, además puedo representar al creciente número de mujeres que están usando ese velo en el país», afirma con entusiasmo Galal.
En ese sentido, recuerda que ella empezó a cubrir su rostro con niqab hace dos años después de estudiar detalladamente el islam.
«Lo llevo por una opción personal y como un vínculo entre Dios y yo, aunque admito que no es un mandamiento llevarlo porque los ulemas discrepan sobre la legitimidad de su uso. Entre ellos hay quienes lo consideran obligatorio y otros no», subrayó.
Galal defiende la aplicación de la ley islámica, pero después de llevar a cabo una gran reforma en todos los ámbitos de la sociedad.
«La apoyo, pero antes la gente debe ser preparada gradualmente y aprender bien su religión, también debemos reformar la situación sociocultural, la economía, la educación, la sanidad y la cultura. ¿Cómo vamos a aplicar la ley islámica a un pueblo con grandes tasas de pobreza y analfabetismo?», se pregunta la aspirante.
En ese contexto, destaca que «la ley islámica no es solo cortar la mano a un ladrón o lapidar a una adúltera como lo entiende Occidente. La gente desconoce las bondades que tiene en lo que se refiere a la justicia y los derechos».
Si es elegida trabajará con su formación política en un programa centrado en lo social, cultural y educativo.
«También apoyaremos el fin de la Ley de Emergencia y defenderemos las libertades públicas pero dentro del respeto a la religión», concluye Galal.