El diputado de Hacienda de Bizkaia, José María Iruarrizaga, proponía ayer una reflexión «políticamente incorrecta» acerca del actual sistema de servicios sociales, por la dificultad de mantenerlo con el actual nivel de recaudación. Tras esa aparente sinceridad que pretende huir del populismo, sin embargo, se esconde el discurso habitual de la derecha, que rechaza la subida de impuestos, especialmente si es una subida que cargue más a quien más tiene. El diputado de Hacienda mencionó la demanda por parte de Confebask de las contribuciones empresariales y dijo aquello también tan repetido de que «nos va a tocar apechugar a todos», sólo que, como ocurre con las subidas de impuestos, lo que para unos supondría renunciar a unas vacaciones en una isla paradisíaca para otros supone dificultades para comer diariamente. Pero así aparentaba sentido del equilibrio, ni para unos ni para otros. Iruarrizaga se quejaba, por otro lado, de que una renta de garantía de ingresos tan alta como el sueldo de quien trabaja ocho horas desincentiva el trabajo. ¿No se le ocurre que el problema puede ser que los sueldos son demasiado bajos? Conclusión de Iruarrizaga: el gratis total no es posible. Pero resulta que los servicios sociales no son gratis, porque los pagan los ciudadanos, y por eso tienen derecho a su disfrute.