Al presidente de Rusia, Dimitri Medvedev, no le gustaron nada las críticas de la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, que pidió una investigación sobre las denuncias de fraude en las elecciones parlamentarias del domingo que, a su juicio, no fueron «ni libres ni justas».

«Los votantes rusos merecen una investigación exhaustiva del fraude y la manipulación electoral. Como hemos visto en muchos lugares, el más reciente en las elecciones a la Duma -Parlamento ruso-, las elecciones que no son libres ni justas menoscaban la confianza de la ciudadanía en sus instituciones», subrayó ayer Clinton en la reunión ministerial de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), que comenzó en Lituania

En respuesta a estas declaraciones, Medvedev incidió en que el sistema político ruso es una cuestión interna y no de sus socios extranjeros. «Si observan las elecciones y las irregularidades, es una cosa, pero la cuestión del sistema político ruso no es de su incumbencia. Sólo falta que nos digan cómo debemos redactar la Constitución», denunció. «Si tenemos suficientes partidos políticos o no, es competencia de las autoridades rusas y no de las organizaciones internacionales», insistió.

Con respecto a las denuncias de fraude, ordenó que se investiguen aunque restó valor a los videos que muestran el presunto pucherazo así como la expulsión de observadores de colegios electorales.

«En algunos casos (los vídeos) pueden ser también una prueba adicional a la hora de estudiar algunas denuncias, pero no se pueden tomar como pruebas absolutamente evidentes. Por curiosidad vi cinco de esos vídeos y es totalmente incomprensible lo que ocurre, aunque se acompañe con gritos y comentarios inequívocos», señaló.

«Sacar conclusiones sobre la limpieza o no de las elecciones en base a esas pruebas no es justo», recalcó. En su opinión, en el mejor de los casos los vídeos serán «material de estudio» y «en el peor de los casos, se trata de provocaciones a las que, lamentablemente, han recurrido diferentes partidos».

La Duma también calificó de «absolutamente inaceptables» las declaraciones de Clinton. «Tales conclusiones no las hubo ni de cerca en los informes de los observadores internacionales. Mejor que se centre en sus elecciones», subrayó Konstantin Kosachov, jefe del comité de Relaciones Exteriores de la Duma.

Aseguró que «ésta es una de las páginas más negras en la historia de las relaciones ruso-estadounidenses».

En este contexto, la división de élite Dzerjinski y otras fuerzas especiales del Ministerio del Interior ruso llegaron ayer a Moscú para reforzar la seguridad después de la masiva protesta del lunes contra «la farsa» de las elecciones, ganadas por el partido gobernante Rusia Unida. «Las tropas especiales tienen un único objetivo: garantizar la seguridad de los ciudadanos», dijo el teniente Vasili Panshkov, al ser preguntado sobre la presencia de camiones militares en la capital. El lunes, 10.000 personas se manifestaron en Moscú bajo los lemas de «Rusia sin Putin» y «Putin a la cárcel». La movilización acabó con más de 300 detenidos, entre ellos, el opositor Ilia Yashin y el bloguero anticorrupción Alexei Navalni, ambos condenado a quince días de prisión. Ayer, arrestaron a 250 manifestantes en Moscú, entre ellos al ex viceprimer ministro y líder de un grupo opositor de derechas Boris Nemtsov, al escritor Eduard Limonov, del movimiento La Otra Rusia, y a Serguei Mitrojin, líder del partido liberal Yabloko.