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Hacia el déficit cero desde el minuto uno de la legislatura

La primera decisión de todo gobernante es una declaración de intenciones. Si su predecesor será recordado por ordenar la retirada de las tropas españolas de Irak, el próximo inquilino de La Moncloa, Mariano Rajoy, aseguró que la primera ley de su Consejo de Ministros será para desarrollar la reforma constitucional sobre el equilibrio presupuestario.

Imanol INTZIARTE | DONOSTIA

El presidente electo del Estado español, Mariano Rajoy, se sumó ayer a la reforma de los Tratados de la UE que proponen Angela Merkel y Nicolas Sarkozy y defendió que las modificaciones se hagan «lo más rápido posible» porque ello será garantía de «credibilidad».

El líder del PP, que asumirá el poder el próximo 22 de diciembre, anunció que la primera ley que aprobará su Consejo de Ministros será la que desarrolle la reforma constitucional sobre la estabilidad presupuestaria, una de las propuestas planteadas por el eje franco-alemán y a la cual Madrid ya ha dado cumplimiento.

«Vamos a decir que somos un país fiable, con el compromiso de no renunciar de ninguna manera a la contención del déficit y de la deuda y tampoco a las reformas necesarias para mejorar la economía y crear empleo», remarcó Rajoy.

El presidente en funciones, José Luis Rodríguez Zapatero, quien mañana acudirá a Bruselas a su último Consejo Europeo, mostró su sintonía con su sucesor y calificó de «paso importante» la propuesta de Merkel y Sarkozy.

Hasta la fecha, el Ejecutivo del PSOE se había mostrado partidario de los eurobonos, a los que se oponen Berlín y ahora también París. Preguntado sobre qué postura adoptará el respecto, Rajoy empleó su habitual capacidad de evasión para replicar que «la construcción europea se hace poco a poco», sin aventurarse a ir más lejos.

La ministra de Economía, Elena Salgado, se refirió a la decisión de Standard & Poor's de poner bajo revisión con perspectiva negativa tanto la nota de quince estados de la zona euro, incluidos los seis que gozan de la triple A, como el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) para la deuda a largo.

Haciendo de la necesidad virtud, Salgado comentó que por una vez una agencia de calificación de riesgos puede facilitar el acuerdo en el seno de la UE, al poner de manifiesto que también los países en mejor situación pueden estar en riesgo.

La propuesta de Van Rompuy

No obstante, no son los gobernantes de Alemania y del Estado francés los únicos que se presentarán en Bruselas con una propuesta bajo el brazo. El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, envió ayer a los jefes de Estado y Gobierno de los miembros de la UE un documento en el que plantea una serie de cambios en los tratados y medidas a corto plazo para estabilizar los mercados, reforzar la disciplina presupuestaria y crear una unión económica entre los países de la zona euro.

Las medidas de carácter inmediato incluyen, entre otras, la posibilidad de préstamos bilaterales del Fondo Monetario Internacional (FMI) y que el Mecanismo Europeo de Estabilidad (ESM) pueda participar directamente en la capitalización de entidades bancarias.

Van Rompuy pide un nuevo «pacto fiscal» y para lograrlo propone dos alternativas. La primera se basa en la reforma de un protocolo del Tratado y podría aprobarse rápidamente por unanimidad de los líderes europeos, sin necesitar ratificación en todos los estados miembros.

En esta reforma se incluiría la obligación de alcanzar el déficit cero en un plazo que tendría que definir la Comisión -el Estado francés ha propuesto que sea en 2016-; y de introducir en sus constituciones la norma del equilibrio presupuestario, como ha hecho el Estado español. Al Tribunal de Justicia de Luxemburgo se le darían nuevas competencias para controlar que esas «reglas de oro» se ajusten a lo que exige la UE.

La segunda alternativa es una reforma en profundidad de los Tratados, que sí exigiría ratificación y tardaría varios años en completarse. Con esta reforma se podrían introducir sanciones automáticas, como reclaman Merkel y Sarkozy, y dar poderes a la UE para pedir cambios en los presupuestos nacionales.

En el texto figura la posibilidad de crear «a largo plazo» bonos comunes de deuda, algo que rechazan Berlín y París, y se propone que la eurozona avance hacia una mayor convergencia en materia de mercado laboral, pensiones e impuestos.

«Las sanciones son un chiste»

La voz discordante la puso el comisario europeo de Empleo y Asuntos Sociales, el húngaro Laszlo Andor, quien opinó que «las sanciones automáticas son un chiste» y que la «unión fiscal sola no salvará la moneda única, una unión de deuda también es necesaria».

Andor se suma así a los premios Nobel de Economía Paul Krugman y Joseph Stiglitz, quienes afirman que los duros ajustes y la disciplina fiscal estrangularán las economías y no lograrán salvar el euro.

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