Según dijo Karl Marx, «El poder político es simplemente el poder organizado de una clase para oprimir a otra». Es lo que nos está pasando estos días, y ya llevamos muchos con esta misma cantinela. Los que tienen el poder político en el seno de la Unión Europea, siguiendo una estrategia planificada por el poder económico, han decidido marcar el camino hacia la pobreza, la desregulación laboral y el desempleo a la mayoría de la población.

Con la disculpa de la crisis económica están demoliendo el estado del bienestar. Nos hacen más pobres y más inseguros para que no nos levantemos, no gritemos y no recha- cemos este tipo de políticas. Nos amenazan con nuevas reformas laborales, más injustas, con contratos baratísimos y de semiesclavitud.

Al mismo tiempo, nos recortan las prestaciones sociales y dejan en el desamparo más absoluto a los desfavorecidos. Creo que han cruzado todas las líneas rojas que había.

Nos dicen que no hay dinero. Mentira. Así se ha expresado el diputado de Hacienda de la Diputación de Bizkaia, José María Iruarrizaga, al que se le supone un plus de inteligencia y de conocimiento. El problema es el que ya venimos diciendo desde hace tiempo: el dinero está en pocas manos, y lo sabe. Por lo tanto, hay que actuar contra esas pocas manos, aunque son muy poderosas.

Ese es el problema. Iruarrizaga, en sus dos mandatos anteriores, ha impulsado una reducción de los impuestos pre- cisamente para favorecer a quienes más tienen.

E igual que el resto de Haciendas forales decidió que la solución pasaba por reducir los impuestos a los poderosos, mientras con la crisis actual niega el pan y la sal a los desfavorecidos.

Todas, y digo todas, las haciendas debieran de cambiar ese rumbo y dar pasos definitivos para ingresar más. Dar pasitos, no vale. Estamos en situación de emergencia.

Aplicar una presión fiscal similar a la media europea permitiría a Hego Euskal Herria contar con algo más de 8.000 millones de ingresos. Más de la mitad de los presupuestos actuales de los gobiernos de Gasteiz e Iruñea.