La cumbre de Durban consigue un acuerdo pero retrasa sus contenidos
La cumbre de Durban alcanzó en la prórroga un acuerdo sobre cambio climático que fija la hoja de ruta para un pacto global sobre recorte de emisiones, pero los países participantes se contentaron más con el hecho de la firma que con el contenido, que dejó en el aire las medidas necesarias para combatir el calentamiento del planeta y eximió de plazos concretos a los mayores contaminadores, China y EEUU.
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El acuerdo de la cumbre de Durban sobre cambio climático (COP17) se produjo finalmente tras maratonianas negociaciones que prolongaron la conferencia en 36 horas. Pese a la vaguedad de su contenido fue recibido con alivio después de que las diferencias entre la UE, EEUU, China e India estuvieran a punto de hacer que ni siquiera hubiera un texto que firmar.
Este acuerdo, que debe ser adoptado en 2015 y entrar en vigor en 2020, era la condición impuesta por la UE para sumarse a un segundo periodo del Protocolo de Kioto, que comenzará en 2013 y que ahora se prolongará hasta 2017 o 2020, según se decida en posteriores reuniones. La UE, respaldada por una coalición de los países menos desarrollados y de la Asociación de pequeños Estados Isleños logró incluir en el acuerdo a las potencias emergentes y a EEUU, pero Rusia, Japón y Canadá han decidido no formar parte del mismo.
Europa consiguió que se firmara una hoja de ruta para la adopción de un nuevo acuerdo global pero a costa de no obtener un marco legal sólido para obligar a los grandes emisores a cumplir sus compromisos. Tras un pacto entre India y la UE, se acordó un texto ambiguo que estipula que en 2015 se adoptaría «un resultado con fuerza legal» para todos los países.
También dejó para la próxima cumbre, que tendrá lugar en Catar en noviembre de 2013, la discusión sobre recortes de emisiones más ambiciosos. «Al final todo terminó bien», afirmaba el negociador estadounidense Todd Stern, satisfecho de que Washington eludiera compromisos para reducir la emisión de gases. Según los científicos, los recortes de emisiones actuales no impedirán que la Tierra se caliente a finales de siglo por encima de los 2 grados centígrados considerados peligrosos y sería necesario recortar en un 50% los gases de efecto invernadero para 2050.
Fondo Verde sin fondos
El acuerdo de Durban definió el funcionamiento del Fondo Verde para el Clima, aunque también deja para Catar la captación del dinero necesario para nutrirlo. A partir de 2020 ese fondo debería proporcionar a los países más pobres 100.000 millones de dólares al año para hacer frente a los estragos del cambio climático.
La UE y los demás países desarrollados fueron blanco de las críticas de Egipto, Venezuela, Colombia y Bolivia durante el tenso plenario que precedió a la aprobación del acuerdo. Todos ellos expresaron su decepción por la falta de miras del proyecto. La representante venezolana, Claudia Salerno, acusó a la UE de apoyar un segundo periodo de compromiso de Kioto «vacío de compromisos» y de buscar «una buena rueda de prensa».
La UE no ha logrado el acuerdo jurídicamente vinculante que buscaba por lo que siguen abiertas las opciones de un protocolo, otro instrumento legal o una solución concertada que tenga fuerza legal. Se ha acordado el funcionamiento del Fondo Verde, pero no cómo financiarlo.
Catar, el país con más emisiones contaminantes por habitante del mundo acogerá la próxima cumbre en noviembre de 2013, para la que se han dejado la mayoría de los detalles, como la fórmula jurídica que adoptará el nuevo acuerdo o los objetivos de recortes más ambiciosos.
Greenpeace describió la Cumbre de la ONU sobre Cambio Climático como un «fracaso» y «una victoria de los contaminadores del planeta», a la vez que aseguró que los gobiernos que participaron en ella deberían «sentirse avergonzados». «Los gobiernos han elegido escuchar a los contaminadores por encima de la gente. Han fracasado en el refuerzo de medidas anteriores de protección del clima y se han mantenido al margen de nuevas normas globales para luchar contra el cambio climático», afirmó la organización. Greenpeace recuerda que en Copenhague los políticos prometieron un fondo de 100.000 millones de dólares para ayudar a los países más pobres a mitigar el cambio climático. «Han venido a Durban dos años después tan sólo planificando diseñar una manera para recoger y distribuir el dinero. Y ni siquiera han conseguido hacer eso», criticó. «La verdad es muy sencilla. Estamos muy lejos de donde deberíamos estar para evitar un cambio catastrófico», denunció Greenpeace, que subrayó que «los contaminadores han ganado esta ronda de conversaciones». La organización, que acusa a EEUU de ser uno de los principales obstáculos para un acuerdo, critica también a «otros gobiernos y bloques poderosos, como la UE, China e India, que podrían haberse unido junto con los países más vulnerables para alcanzar un progreso real». Para Ecologistas en Acción, «las negociaciones han creado un régimen de `apartheid climático' porque la mayoría de los gobiernos históricamente más responsables del calentamiento global, como EEUU, Canadá, Japón, Australia, Rusia o la Unión Europea, han decidido sacrificar los derechos humanos de millones de personas». GARA