El proyecto Zinez, un documental que ya están rodando los directores de cine Mireia Gabilondo, Eneko Olasagasti, Txaber Larreategi, Enara Goikoetxea y Josu Martínez, constará de cinco historias de otros tantos represaliados vascos y, además de novedoso, es un proyecto necesario, y digno de apoyo y aplauso. El tema de los presos políticos vascos ha tenido un tratamiento mediático profuso, pero muy mayoritariamente parcial, y otro tanto ha ocurrido en los campos literario y cinematográfico, en los que habitualmente ha existido un único punto de vista y ha respondido, salvo en raras excepciones, a una instrumentalización propagandística al servicio de determinadas tendencias políticas. Ese tratamiento no ha contribuido precisamente a la racionalización y a la búsqueda de soluciones, sino, todo lo contrario, a generar odio. En ese contexto, el trabajo de estos cinco cineastas adquiere mayor valor. Naturalmente, por su aportación cultural y social, pero también porque además puede ser una contribución al proceso de normalización y de paz abierto en este país. Según afirmaron estos directores ayer en Donostia, en su trabajo abordan la cuestión de los presos políticos vascos desde el punto de vista humano y desde la diversidad; es decir, pretenden mostrar a las personas, el aspecto humano que otros intentan ocultar.