ensayo
Un país como dios manda
Iñaki URDANIBIA
A un escritor bilbaino le dolía España,y un sevillano alertaba a sus conciudadanos diciéndoles: «Españolito que vienes al mundo te guarde Dios, una de las dos Españas te va a helar el corazón (por si no fuera suficiente con una, dos)…». Tal como van las cosas me parece que las dos, sobre todo para quienes sujetos al entramado hispano se consideran diferentes. El caso es que incluso otra prefería una España roja antes que rota… como Basagoiti, quien prefiere así la sucursal hispano-vasca, y eso que el rojo de López y epígonos no llega ni a rosa palo. Dejemos, no obstante, de recurrir a palabras del pasado para sumergirnos en el “Mal español” que nos presenta José Manuel Lechado.
El ensayista madrileño huye de la jerga y el tono engolado de los especialistas para entregarnos un libro de historia, apto para todos los públicos, y lo hace con soltura coloquial que combina con la seriedad de sus análisis; desde luego, nada de frivolidad. Nos guía por un paseo que va de la fecha de nacimiento de eso llamada España el 2 de enero de 1492, para ir avanzando en los avatares de la historia de la silvestre derecha hispana, rebatiendo los mitos de la patria eterna colocada en el centro del mapamundi por Dios creador. No es el único país que con aires redentores recurre a la autoridad del altísimo para basar su poderío o sus derechos. Estos «Dios, patria y rey», lo de más acá Jaingoikoa, otros Yavé, los de más allá Alá... y al otro lado del charco, God... pero en el caso que nos ocupa se ve el sello grabado a sangre y fuego del nacional-catolicismo, que no es un invento de los cruzados franquistas, sino que va hundiendo sus hondas raíces en la historia y en el humus medieval.
Imposible dar cuenta de los cinco siglos visitados, tarea que el ensayista cubre sobradamente con un desenfado y una sorna ejemplares. Aquí, como retomando al poeta, se hace camino al andar y nadie se cansará de ir pasando las páginas entre risas, algunos dolores también y sonrisas ante el desparpajo que empapa el ágil relato que se le ofrece. Desde los comienzos nombrados avanzamos hasta la actualidad pasando por el carlismo, la dictadura de Primo de Rivera, el tiempo cruento de los cruzados, para ver las transformaciones transitivas posteriores en las que la llamada izquierda (gran labor camaleónica del felipismo) acepta la restauración monárquica en forma de rey nombrado por el dictador... y el trágala, lampedusiano, de que todo cambie, es un decir, para que todo siga igual, atado y bien atado. La capacidad de extender sus garras de la cavernícola derecha local hace bueno aquello de que todo se contagia menos la hermosura... y en eso, irrumpió brutal el PP.
Este libro se ha de leer pues encierra verdades como puños, al tiempo que es un indudable entretenimiento y una forma desenfadada de pensar la derrota, manteniendo la «tradición de los vencidos» en la que incidía Walter Benjamín.