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En pie de guerra en la aldea china de Wukan en contra de las expropiaciones

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Las autoridades del pueblo de Wukan, en la provincia china de Guangdong, exigieron ayer a los dirigentes del movimiento contra la expropiación de tierras que se rindan, acusándolos de haber cometido un «crimen».

Miles de personas se han manifestado desde principios de semana en Wukan, una localidad de 13.000 habitantes, para protestar contra las expropiaciones que consideran ilegales y por la muerte en comisaría del campesino Xue Jinbo, de 42 años, que en setiembre encabezó las primeras manifestaciones contra las expropiaciones.

Su hija rechazó la versión de las autoridades según la cual su padre falleció por una insuficiencia cardíaca. «Nunca había tenido problemas de corazón. Si realmente estaba mal, deberían haber informado a su familia inmediatamente para que pudiésemos verle, pero no lo hicieron», subrayó en una entrevista publicada en la revista online «Sun Affairs». «Decían que si nuestro pueblo seguía reclamando las tierras, seguramente no nos permitirían verle y tampoco le liberarían», resaltó.

Denunció que tenía «cardenales por todo el cuerpo, las manos estaban hinchadas y tenía hematomas en las muñecas. Tenía heridas y parecía que habían echado sus pulgares hacia atrás y se los habían roto. En la espalda tenía muchas marcas que hacen pensar que lo golpearon o le dieron patadas».

Desde hace una semana, las fuerzas de seguridad bloquean Wukan, impidiendo la libre circulación de sus habitantes, que comienzan a tener problemas de abastecimiento de alimentos. «El Gobierno está determinado a reprimir a los que cometieron el crimen de incitar a los habitantes a fomentar disturbios, destruir bienes públicos y perturbar el funcionamiento de la administración. Si se rinden honestamente, el Gobierno se mostrará clemente», incidió el alcalde de Shanwei, Wu Zili.

Las autoridades de Lufeng, cuya jurisdicción abarca a Wukan, indicaron que alrededor del pueblo desplegaron agentes policiales y unidades especiales así como dotaciones de bomberos con cañones de agua para «garantizar la estabilidad».

«Tenemos mucho miedo de que más gente sea detenida, pero no podemos aceptar que uno de nuestros líderes haya muerto por una paliza», resaltó uno de los manifestantes. «Nos quitan la tierra y los campesinos son detenidos y apaleados hasta la muerte. Sólo el Gobierno central puede ayudarnos frente a los responsables locales corruptos», agregó. «La tierra nos permite ganarnos el sustento y es desgarrador cuando la perdemos. No nos oponemos al Gobierno, sólo queremos recuperar nuestras tierras», subrayó otro agricultor.

La prensa oficial china se ha mantenido extremadamente discreta sobre los enfrentamientos en esta aldea.

Las expropiaciones se han convertido en un agudo problema en China, donde cada vez más campesinos acusan a los jerarcas locales de corrupción y de enriquecerse revendiendo sus tierras expropiadas a promotores para proyectos inmobiliarios.

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