Maite SOROA | msoroa@gara.net
El efecto Amaiur
El PP volvió a mostrar el jueves su talante más antidemocrático impidiendo a Amai- ur tener grupo parlamentario propio, y la prensa de la derechona celebraba ayer lo que no es si no una pataleta de quien no admite los resultados electorales. Así, «Abc» llevaba el asunto a portada, donde a cinco columnas se ufanaban porque «La democracia frena a Amaiur», dejando claro una vez más el concepto de democracia que tienen los de Vocento. Añadían que «El informe jurídico deja sin grupo a los proetarras», aunque si se atuvieran a la verdad admitirían que quien dejó sin grupo a Amaiur ha sido el PP, y no un informe sin firma ni membrete que seguro ha abochornado a los servicios jurídicos del Congreso. Sin embargo, el cronista del diario pasaba por alto este detalle y, en tono de hooligan, escribía que «los servicios jurídicos de la Cámara le propinaron un sonado revés» a la coalición abertzale, de modo que «ahora, los diputados filoetarras tendrán que incorporarse al Grupo Mixto, por lo que su protagonismo quedará reducido a la mínima expresión». A servidora le parece sin embargo que el gozo del periodista va a acabar en un pozo y que protagonismo no le va a faltar a Amaiur.
En el mismo diario, Carlos Herrera también dejaba clara su posición. Sobre Amaiur y su trabajo decía que: «es importante que lo haga desde fuera de la estructura de grupo parlamentario: que no rasquen ni un euro más del presupuesto, que no anden enredando en la comisión de secretos oficiales y que no cuenten con infraestructura administrativa para desarrollar su trabajo dinamitero». En total, además de la portada, la apertura de la sección de política y un punto editorial, hasta cuatro de sus principales columnistas escribían ayer en «Abc» sobre Amaiur. Y luego dicen que no va a tener protagonismo...
«La Razón» no le iba a la zaga, y además de abrir edición también a cinco columnas, en el editorial consideraba «una noticia más que positiva» que Amaiur no tenga grupo. Y se explicaba: «Amaiur como grupo supone un riesgo elevado a la enésima potencia, pues, por ejemplo accedería a la Comisión de Secretos Oficiales, además de contar con una importante financiación pública y otras ventajas añadidas para minar precisamente las instituciones de las que se beneficia». Una diría que aquí hay más miedo que otra cosa. Pues si están angustiados, no les queda nada todavía...