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Erdogan acusa al Estado francés de cometer un genocidio en Argelia

La aprobación por parte del Parlamento francés de una ley que castiga a todo aquel que niegue el genocidio armenio ha causado un fuerte malestar entre las autoridades turcas. Ayer, el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, acusó al Estado francés de cometer «un genocidio en Argelia. Y si el presidente Sarkozy no lo sabe, debería ir y preguntar a su padre», que luchó en el país africano como soldado.

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La aprobación el jueves en el Parlamento francés de una ley que castiga con 45.000 euros de multa y un año de cárcel a todo aquel que niegue el genocidio armenio ha reabierto la profunda brecha entre el Estado francés y Turquía. El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, fue contundente en su respuesta. En una rueda de prensa ofrecida en Estambul, acusó al presidente francés, Nicolas Sarkozy, de fomentar el odio a los musulmanes y los turcos para ganar votos en las próximas elecciones presidenciales y de guardar silencio ante «el genocidio que cometió Francia en Argelia» entre los años 1945 y 1962.

«Si Sarkozy desconoce este genocidio, puede preguntar a su padre, Pal Sarkozy, que sirvió en la Legión Francesa en los años 40. Estoy seguro de que tiene muchas cosas que decir a su hijo sobre la masacre francesa en Argelia», remarcó. «A partir de 1945, alrededor de un 15% de la población argelina fue masacrada por los franceses», denunció.

El 8 de mayo de 1945, coincidiendo con el fin de la II Guerra Mundial, se produjo un importante alzamiento popular en varias ciudades del este de Argelia, entre ellas Sétif. En lo que después se conoció como «la masacre de Sétif», el Ejército y la Aviación francesa respondieron con bombardeos, detenciones, ejecuciones sumarias, torturas...

Según una crónica de la época del periódico «La Verité», «penetraban en la casa de los árabes, secuestraban a los habitantes y los llevaban camino al cementerio de Hadj Embarek al principio, posteriormente a las calderas de Heliopolis. Allí, eran ejecutados, luego incinerados en los crematorios, según los métodos hitlerianos. El subprefecto habría hecho ejecutar así a 300 jóvenes musulmanes, cifra muy inferior a la realidad». Se calcula que alrededor de 40.000 árabes -todavía no hay un consenso unánime entre los historiadores- fueron masacrados, mientras que la cifra de fallecidos franceses rondó el centenar. Aquella masacre y la posterior derrota del Ejército francés en Indochina en 1954 reforzaron la guerra por la independencia.

El presidente francés no tardó en contestar al mandatario turco. No obstante, Sarkozy, que siempre se ha opuesto al ingreso de Turquía en la Unión Europea, no citó interesadamente las acusaciones de genocidio. Se limitó a decir que «Francia no da lecciones a nadie pero tampoco las quiere recibir».

Respeto a las «convicciones»

Instó a Erdogan a respetar las «convicciones» de otros países. «Yo respeto las convicciones de nuestros amigos turcos, son un gran país, una gran civilización, y ellos deben respetar las nuestra», manifestó.

A este cruce de acusaciones se sumó el ministro de Exteriores turco, Ahmet Davutoglu, que comparó a los diputados franceses que aprobaron la ley con el presidente sirio Bashar al-Assad o el ex general libio Muamar Gadafi. «También los dictadores de Oriente Medio dictan a sus pueblos qué es lo correcto y qué deben pensar, y esto es lo que ocurre en Francia», aseveró el jefe de la diplomacia turca.

Su homólogo francés, Alain Juppé, intentó terciar en la polémica pidiendo «sangre fría y mesura». Si bien calificó las declaraciones de Erdogan de «excesivas», incidió en que «hay razones para mantener relaciones de confianza e incluso de amistad». Según el propio Juppé, la iniciativa del proyecto de ley «no era oportuna, pero el Parlamento ha votado», por lo que ahora la prioridad del titular de Exteriores es intentar «retomar relaciones apaciguadas con Turquía. Será difícil, lo sé pero el tiempo hará su trabajo».

El presidente turco, Abdullah Gül, pidió ayer que el Estado francés se retire del Grupo de Minsk, que media en el conflicto entre Armenia y Azerbaiyán, por haber perdido su neutralidad al tramitar la ley que castiga la negación del genocidio armenio durante el Imperio Otomano.

Abdullah Gül acusó a su homólogo francés, Nicolas Sarkozy, de albergar "prejuicios" que dañarían las relaciones franco-turcas, según recoge la emisora NTV.

Según el jefe del Estado turco, Sarkozy no habría aceptado sus reiteradas llamadas telefónicas en los días previos a que se votara ayer en la Asamblea Nacional francesa una ley que penaliza la negación de los genocidios reconocidos por la legislación de 2001, como la matanza de centenares de miles de armenios en 1915.

neutralidad

El presidente turco, Abdullah Gül, pidió que el Estado francés se retire del Grupo de Minsk, que media en el conflicto entre Armenia y Azerbaiyán, por haber perdido su neutralidad al tramitar la ley que castiga la negación del genocidio armenio durante el Imperio Otomano.

polémica

Turquía considera las matanzas de armenios en 1915 como lamentables excesos ocurridos durante la I Guerra Mundial, pero se niega a reconocerlo como genocidio, lo que también le ha valido tensas relaciones con Armenia.

Protestas por la macro redada contra periodistas kurdos

Los 48 detenidos el martes, la mayoría periodistas, acusados de «colaboración» con el PKK comparecieron ayer ante el juez, mientras seguían las denuncias de ataques a la libertad de prensa. Todos los acusados -algunos han iniciado una huelga de hambre- fueron arrestados durante una amplia operación policial contra la Unión de Comunidades del Kurdistán (KCK).

Esta nueva oleada de detenciones ha suscitado amplias protestas. El jueves por la noche, miles de personas se manifestaron en Ankara y Estambul, donde enarbolaron banderas del diario «Özgür Gündem», el más afectado por la redada al tiempo que gritaron «No nos acallarán».

Varias organizaciones de derechos humanos de todo el mundo han expresado también su preocupación por la operación policial. Reporteros Sin Fronteras condenó los «arrestos masivos, la confiscación de ordenadores y artículos como pruebas y la vulneración del derecho a la confidencialidad de las fuentes». «La cuestión kurda no se resolverá suprimiendo ideas disidentes», remarcó. El Comité de Protección de Periodistas envió una carta a Erdogan en la que condenó los arrestos. La Asociación de Periodistas Europeos también expresó su rechazo. GARA

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