BOBADAS ALPINAS | Kike de Pablo, alpinista

Papa Nöel

Paso por las calles de cualquier ciudad o pueblo y allí veo a Santa Claus colgado de los balcones y, para más mérito, con una sola mano, que la otra la tiene ocupada en sujetar el saco. Y es que Santa tiene al parecer una cierta querencia escalatoria, al contrario que sus colegas Olentzero y Reyes Magos que, aunque los balcones sean sus territorios, no se les suele representar en acción pues resultan ser más ponderados y especiosos en esto de la trepada; Olentzero por cachazudo y los reyes por pura dignidad, que es lo suyo, aunque no llega ni por asomo a la de cualquier pichicoma de hemiciclo.
Estoy en estas cavilaciones y hete aquí que voy a parar a un video de un lugar web americano, tomado en un centro comercial en Florida, en el que un barbiblanco Santa se apresta a descender desde una pasarela metálica en rappel hacia grupos de niños y mayores que le aclaman. A mitad del  recorrido a nuestro héroe de las nieves, se le atascan sus floridas barbas en el descendedor con lo que se queda colgado, como reno en salazón, con las barbas (todo lo demás va detrás) arrancadas y con un serio problema en perspectiva.
Ahí va Santa, soltando el aparato de frenado y agarrándose con las dos manos a la cuerda para  descender a estrincones con serio peligro para su salud (altura respetable) y para los regalos de Navidad. Comentan en la página: ¡Santa, ciñete a las chimeneas! Siempre que no sean estrechas, tipo off width, digo yo, que con la saca y la “kupela” no hay que andar con bromas.