Juanjo Basterra | Periodista
Están aquí y convivirán para siempre
Nos esperan tiempos difíciles, porque aquellos que una y otra vez realizan predicciones siempre se ponen de acuerdo en las malas o en las peores, como es el caso actual. Cuando la economía creció y generó enormes beneficios económicos a unos pocos, cerraron el pico para intentar ocultar que se estaban forrando. Entonces, las administraciones públicas decidieron contribuir a la grandeza de esos pocos bajándoles los impuestos o, tan simple y sencillo, como permitiéndoles que no paguen impuestos quienes más tienen. Total, como había más trabajadores empleados -aunque pocos hablaban de las condiciones laborales deplorables en las que trabajaban- la caja de los ingresos subía por ese lado, mientras bajaba por el otro, el de los más ricos. Nadie parece poner freno a este grave problema.
Son tiempos difíciles porque además nos anuncian reformas laborales más profundas, incluso quieren seguir el camino que anduvo Alemania con la promulgación de los «minijobs», unos contratos de inserción, sin derechos y con bajos salarios -no más de 450 euros-. Esta práctica a los gobernantes les fue bien: redujeron el paro estadístico, aunque la población siguió jodida porque con esos sueldos sólo te llevan a la exclusión y a la pobreza. De hecho, ha sido así, porque desde el propio Gobierno alemán han saltado ya voces autorizadas indicando que esa medida estadística ha generado precariedad.
En la última década del siglo XX en Hego Euskal Herria también hubo un apoyo a la precariedad laboral para reducir la tasa de paro. La inestabilidad laboral creció de manera exponencial y el resultado fue una bajada de las estadísticas. La diferencia con el Estado español se encuentra en que el empleo vasco es más necesario, porque se genera en los sectores de la industria y de los servicios, más necesitados de mano de obra continua. Los empresarios están como locos por conseguir más desregulación para elevar la precariedad y deshacerse de empleo fijo.
Con la crisis, ya han actuado, pero son insaciables. El paro se ha duplicado en cuatro años, pero la contratación sólo ha caído un 16% en esta época de crisis. Los «minijobs» ya los tenemos aquí. ¡Maldita suerte!