Mientras en Euskal Herria seguimos avanzando hacia una resolución del llamado conflicto vasco, en España optan por cerrar vías a la evidente fuerza de Amaiur, curiosamente, citando leyes democráticas. De todos es conocido que los argumentos serán miles para contrariar justamente aquello que pregonaban, que en democracia y en paz todo es viable. Salvo que nos hablaran de no respetar la voluntad expresada en las urnas. Y, efectivamente, han optado por la vieja receta, por negar que Amaiur tiene derecho a grupo propio.

No es la primera vez que los que añoran una represión eterna contra todo lo que nuestro pueblo representa están eufóricos. Tanto que la diputada Rosa Díez pide la ilegalización de Amaiur, Bildu y, si nos descuidamos, de todo nuestro pueblo, no sé con qué derecho, pero tal vez desde la acritud verbal pareja a su falta de argumentos. Porque somos muchos los que podríamos valorar que ella ni sus ideas, son democráticas, pensar que el hecho de que Ynestrillas haya pedido el voto para su partido es suficiente para que sea ilegalizado y, convicción por convicción, se podría pedir la ilegalización del PP, porque somos muchos los que sabemos de su recorrido histórico. Vamos, que los de la Plaza de Oriente no van a ser quienes den lecciones a nadie de lo que paz, democracia, libertad, derechos o la palabra «voto» significan.

Pero ahora queda también el reto de quienes pensamos que esto debe cambiar, y se debe dar un mensaje real de la situación. No me convencen quienes hablan del riesgo que suponía presentarse con el mismo nombre en Nafarroa, como si ese herrialde fuera de otra nación. ¿Por qué no citan sus propios intereses e incapacidades que solo priorizan tres provincias? ¿Dónde esta el Zapiak Bat?

Como lamentable es la decisión contra Amaiur, lo es la de un rey que teatraliza malamente su malestar por reunirse con un diputado legalmente elegido, cuestión esta que le debería plantear su verdadera situación.

Pero es lo mediático y palpable lo que más me preocupa, en un país donde desde hace años las plañideras intelectuales están ausentes, donde no hay ni una voz que grite ¡libertad! Porque además de tanta ley incumplida, amoldada según interese, está el escandaloso proceder de puferos, corruptos, aduladores del poder donde hay millones de parados. Un país donde los adoradores de un régimen totalitario campan a sus anchas y se ven triunfadores. Un país, en suma, ruinoso y alarmantemente mediatizado, incluso con medios de comunicación, «orgullosos por ser de derechas», que se adueñan del pensamiento y rozan la incitación al alzamiento cuando no triunfan sus ideas. Pocos se atreven a pedir un verdadero cambio para solucionar conflictos. Pasaremos años duros, como siempre, pero mientras España habla de pasado y permanece inmóvil, Euskal Herria habla de futuro y soluciones.

Hay quien seguirá optando por conformarse con lo existente. No ha de ser ese el proceder de quienes somos de izquierdas e independentistas. El futuro es nuestro. También quisiéramos recordar que pese a la decisión de los que apuestan por un enquistamiento del conflicto, hay miles de personas que aúnan fuerzas y ven más claro si cabe dónde está el verdadero problema. Porque, una vez analizada la realidad, solo cabe el paso de encauzarlo y solucionarlo cuanto antes. A muchos nos gustan las rosas y el marianito, pero sabemos que ambos juntos pueden tener un efecto nocivo para salud. Las rosas también se marchitan y los marianitos, cuando se abusa, producen dolor de cabeza.

A los compañeros de Amaiur, aurrera! A los otros, que se consuelen con sus locuras y triunfos momentáneos.