Las crisis del Estado español llega a todas sus instituciones, empezando por la monarquía, que no atraviesa sus mejores momentos. Pero siempre hay quien está dispuesto a echarle una mano, aunque sea a base de competir con Charles Dickens, precisamente en estas fechas. La conducta «poco ejemplar» del yerno del rey ha servido a la postre para defender la utilidad y el buen hacer de la corona española.

Según el editorialista de «La Razón», «El mensaje navideño que Don Juan Carlos dirigió en la Nochebuena a todos los españoles ha tenido este año una especial significación», y aseguraba que fue «una de sus mejores alocuciones». Una no tiene el gusto de guardar en su recuerdo precisamente esos discursos, pero si el del pasado sábado fue uno de los mejores, imagínense uno de los peores. Ese mismo diario titulaba en portada: «Los españoles aplauden al Rey por destacar la igualdad ante la Justicia». Si la encuesta que ofrecía es fiable, la mayoría de los españoles están más ciegos de lo que la Justicia debería estar.

También «Abc», por supuesto, llevaba ayer a su portada el discurso y en una gran foto del monarca destacaba estas palabras del mismo: «La Justicia es igual para todos», y titulaba su editorial «Mensaje ejemplar», recordando que «Exigió a todos `rigor, seriedad y ejemplaridad' y un `comportamiento adecuado'». Mejor sería que en lugar de exigir nada y ofrecer «mensajes ejemplares», diera ejemplo; es decir, en vez de pedir esfuerzos y sacrificios a los demás ante la crisis, aplicarse el cuento.

«El Mundo» también aprobaba el discurso del rey español, titulando en portada: «El Rey pasó el examen», y aseguraba que tuvo «Fuerte respaldo entro los principales partidos políticos y en las redes sociales a su referencias críticas a la conducta `irregular' de Urdangarin en su mensaje navideño». Titulaba su editorial «Una lección del Rey Juan Carlos a los políticos» y hablaba de valentía por «fijar su postura en relación al comportamiento de su yerno Iñaki Urdangarin». Solo faltaba que hubiera dicho que su yerno es un gran hombre de negocios. Pero para algunos decir algo tan obvio como que si su yerno se ha embolsado lo que no es suyo debe debe ser tratado como cualquiera se ha convertido en motivo de aplaudir hasta con las orejas a la monarquía.