«Más que entrenador, es un día para sentirse parte de una idea»
Seleccionador de Euskal Herria
Seis años después de dejar la Real, José Mari Amorrortu vuelve a sentarse en un banquillo. Y aunque seguir trabajando en el fútbol hace que no lo haya echado de menos, reconoce que regresar para dirigir a la selección le produce una sensación «difícil de explicar». Mañana debuta en San Mamés, con la intención de disfrutar, pero con la responsabilidad de representar un sentimiento.
Amaia U. LASAGABASTER
Es un amistoso pero, a fin de cuentas, es un partido. Supone, además, el regreso de José Mari Amorrortu a los banquillos y su debut, aunque comparta galones con Mikel Etxarri, al frente de la selección. De ahí que el técnico bilbaino viva estas horas previas con «ilusión y un hormigueo en el estómago, con ganas de disfrutar pero también con la responsabilidad de lo que estás representando y de querer que todo salga bien».
En unas horas debuta como seleccionador, nada menos.
Quién me lo iba a decir. Después de muchos años en ésto, de entrenar y trabajar con muchos equipos, fíjate. La selección, el equipo de tu tierra. Realmente es una sensación muy difícil de explicar.
Además supone su regreso a los banquillos después de más de un lustro de despachos.
Sí, el último fue la Real. Luego han sido cinco temporadas con la cantera del Atlético y ahora de vuelta en Bilbo con una función muy parecida a la que tenía antes de marcharme. No es lo mismo, aunque estoy todos los días en el terreno de juego porque me gusta y lo necesito.
Usted lo ha dicho, no es lo mismo. ¿Lo ha echado de menos?
Me están haciendo mucho esa pregunta y realmente la respuesta es no porque sigo estando en el mundo del fútbol y me siento bien e identificado con el trabajo que tengo. No añoro los banquillos porque además, a fin de cuentas, estoy viendo continuamente los partidos de los chavales o del primer equipo y casi me siento como un entrenador aunque no lo sea.
A ver si le va a picar el gusanillo.
No, tengo claro que no. Además, no es un día para sentirse entrenador, sino para sentirse parte de una idea, de un sentimiento. Es una experiencia que entra más en el plano anímico y emocional que en el profesional.
Antes de hablar del emocional, pasemos por el profesional. ¿Qué Euskal Herria vamos a ver?
Un equipo en la línea de lo que estamos jugando últimamente, en la línea del fútbol actual, porque nuestros futbolistas realmente están en primera línea del fútbol actual y jugarán como se está haciendo ahora: un equipo que juega hacia adelante, que tiene ritmo...
A eso también contribuirá el carácter amistoso del partido y, sobre todo, esa carga anímica de la que me hablaba.
Sí, el propio ambiente te lleva. En esas circunstancias no es fácil frenar el impulso de ir hacia adelante, de intentar ganar. Aunque no te juegues nada a nivel oficial, esa ilusión de poder representar a Euskadi, de poder ganar, el ambiente que se vive... Para todos nosotros está claro que es lo máximo.
¿Están todos los que son? ¿Si el partido fuera oficial, la convocatoria sería diferente?
Hay circunstancias que tienen algunos jugadores que aconsejan que no jueguen este partido, pero entrar en esas hipótesis, no sé. Las circunstancias son las que son, pero tengo claro que tenemos un gran equipo, repleto de buenos jugadores que además vienen con mucha ilusión.
Sobre todo los debutantes, supongo. ¿Y quizá más en el caso de jugadores como Mikel Rico o Beñat Etxebarria, que han tenido que hacer las maletas para jugar en la elite?
Esa sensación tengo. Cuando hemos hablado con ellos me ha quedado claro que tienen una ilusión enorme por jugar. Es más que una ilusión, y esto vale para debutantes y veteranos, es emoción. No es fácil hacerse una idea de lo emotivo que resulta para nosotros.
¿Qué me dice del rival?
No es muy conocido, pero estará en la Copa África. Los equipos africanos ganan en competitividad de año en año, cada vez leen mejor los partidos, lo que hay que unir a sus condiciones propias, son jugadores rápidos, muy dinámicos...
¿Su nivel es equiparable al de Euskal Herria?
Aunque hay que demostrarlo, entiendo que estamos a un nivel superior. En Europa, y por tanto aquí, el fútbol está más desarrollado, los jugadores son más completos.
He leído a Mikel Etxarri decir en una entrevista que ganando este tipo de partidos también se lucha por la oficialidad.
Opino igual. Estos pasos que damos cada año parece que no son muy trascendentes para conseguir que Euskadi compita oficialmente, pero siguen siendo pasos que se dan y que no quedan en el olvido, siempre son avances. A fin de cuentas, son la demostración de que Euskadi tiene un gran potencial futbolístico y organizativo.
¿No saben a poco?
Uno empieza a soñar... ¿y por qué no podemos jugar partidos oficiales? Indudablemente, sería extraordinario hacerlo. Para todos los que nos sentimos parte de esto, la posibilidad de tener un espaldarazo mayor sería algo indescriptible.
De momento es una fiesta. De hecho, a veces da cierta sensación de pachanga sin mayores aspiraciones. Algo que a mucha gente, futbolistas incluidos, no acaba de convencer.
Evidentementem existe el riesto de que sea así, pero ¿cuál es la alternativa? Es una pregunta que me gustaría responder pero no puedo, de momento no creo que haya muchas. Así que creo que al menos debemos intentar mantener lo que ya tenemos, que se mantengan la ilusión y el espíritu de estas experiencias. En ese sentido, me parece muy importante que se jueguen partidos, ya sea ahora o a final de temporada, aquí o fuera, porque lo más importante para nosotros es lo deportivo, poder representar futbolísticamente a nuestra tierra.
Haciendo un poquito de fútbol-ficción, y sabiendo que el camino no es fácil ni corto, ¿ve a la selección compitiendo oficialmente?
Efectivamente, no es una cuestión sencilla, porque depende de muchos factores. Es un proceso largo y con muchas direcciones en las que trabajar. No sé, el futuro nos lo dirá, pero hay que tener confianza.