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Proceso de sucesión en el PSOE

Rubalcaba abre la pugna de nombres sin renovación

La renovación del PSOE después del histórico batacazo del 20N entró ayer en una nueva fase con la candidatura de Alfredo Pérez Rubalcaba. Se espera también a Carme Chacón e incluso una tercera vía. Lo que no se han escuchado han sido ideas frente a las medidas neoliberales que le costaron el gobierno español.

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Alberto PRADILLA

Alfredo Pérez Rubalcaba ya se ha postulado como candidato a la secretaría general del PSOE. Lo que todo el espectro político daba por hecho se materializó ayer en un acto celebrado en la sede de la UGT de Madrid. Allí, entre fervientes partidarios y algún que otro infiltrado del bando contrario, el líder de facto del PSOE desgranó, en un discurso de una hora, sus ideas para un partido sin norte y que viene de la mayor debacle electoral sufrida en la historia reciente del Estado español. Aunque, en realidad, lo de las ideas queda para más adelante. Sin afirmarlo abiertamente, Rubalcaba impulsa el «primero el líder y después la renovación». Teniendo en cuenta que el congreso que el PSOE celebrará en Sevilla los próximos 3, 4 y 5 de febrero toma como base el programa electoral que él mismo esgrimió en su fallido asalto a la Moncloa, resultaría difícilmente explicable un giro de 90 grados. Aunque para el veterano socialista también resulta complicado presentarse como aire fresco teniendo en cuenta su progresiva acumulación de poder en el último Ejecutivo. Con Rubalcaba ya en la carrera sucesoria, falta por conocer con quién podría competir. Carme Chacón sigue sin avanzar posiciones y no está claro si aparecerá una tercera vía. El plazo para los precandidatos expira el próximo día 8, que es cuando el PSOE celebrará su Ejecutiva Federal. Aunque el margen para postularse está abierto hasta el mismo congreso. En cuanto a contenidos, la crisis sigue como cuestión estrella mientras que el conflicto vasco permanece en un pactado silencio desde las elecciones.

En el acto de ayer, Rubalcaba conjugó los guiños a los pesos pesados que pueden llevarle a la secretaría general con recados indirectos a sus posibles oponentes. Y todo, con el barniz de la unidad necesario en momentos como este. Rubalcaba reconoció el «simbolismo» de realizar su puesta de largo en la sede de la UGT, el sindicato tradicionalmente vinculado al PSOE, al tiempo que se deshacía en elogios hacia José Antonio Griñán, presidente de Andalucía. Por una parte, porque su federación constituye el 25% del total del PSOE y garantizarse su apoyo supone una baza importante en la carrera sucesoria. Por otra, porque las elecciones andaluzas de marzo, en las que el PP podría imponerse por primera vez en la historia, supondrían un paso más en el hundimiento del partido.

En el capítulo de recados, uno con barniz españolista ante la posibilidad de que Carme Chacón, que viene del PSC, pueda ser su oponente. «Tenemos que ser un partido nacional, que vertebre al país y que diga lo mismo en todos los territorios, algo que en los últimos tiempos se nos había olvidado», aseguró, en referencia a cuestiones como el debate sobre el Estatut de Catalunya.

En la cuestión que Rubalcaba no terminó de entrar fue en la del debate ideológico. Su receta: un congreso conjunto con la Internacional Socialista para la primavera de 2013, que suena más a plataforma electoral del futuro candidato a la Moncloa. Al final, se trata de un nuevo aplazamiento dentro de un proceso interno que suena más a elección nominal que a renovación de ideas. Y eso que una de las reflexiones compartidas por todo el PSOE es que las medidas neoliberales adoptadas por José Luis Rodríguez Zapatero en mayo de 2010 son la principal razón de que «cuatro de cada diez votantes» abandonasen al partido el pasado 20N. Sin embargo, ayer no era el día para las recetas mágicas. Tampoco parece que Rubalcaba vaya a apostar por ese camino. Su «hay que renunciar a soberanía» lanzado ayer suena a insistir en el camino marcado.

La importancia de la política

«Yo estoy aquí por lo mismo que tú: porque estoy preocupado por el futuro del partido. Pero claro, los candidatos son los que son». Esta conversación mantenida ayer por dos militantes a las puertas de la sede de UGT evidencia el estado de ánimo de buena parte de las bases del PSOE. Al final, tendrán que resignarse a que la discusión se ciñe a los nombres. Y, en este contexto, ninguna de las dos opciones posibles, Rubalcaba o la previsible Chacón, convencen al 100%. Si la ex ministra de Defensa termina por presentarse, algo que sus sectores más próximos auguran que hará durante la semana que viene, el congreso de Sevilla será el escenario de la pugna aplazada en julio, cuando Rubalcaba se autoimpuso como candidato a la Moncloa y Chacón terminó por desistir en su reclamación de primarias.

«Lo más importante es la política», espetó ayer el candidato a suceder a Zapatero. Él se refería a la capacidad de incidir en la sociedad, pero la sentencia puede servir perfectamente para describir su trayectoria. Cuando se postuló como aspirante a unas elecciones en las que su único reto era templar la debacle, mucha gente alabó su capacidad para inmolarse por el partido. En teoría, su último gesto de abnegación constituía en dilapidar todo su futuro político para que unas elecciones perdidas de antemano no quemasen a algún valor emergente. Sin embargo, y a pesar de haber cosechado la derrota más severa de su historia reciente, Rubalcaba se mantiene en pie. Y aspira a dirigir una cúpula de la que, en realidad, no se ha movido en las dos últimas décadas. Desde que salió a dar la cara por los GAL y los casos de corrupción como ministro portavoz del último gobierno de Felipe González hasta su ascenso al poder, ya sin intermediarios.

Una posible tercera vía

Al margen de la carrera Rubalcaba-Chacón, todavía podría aparecer una tercera vía. El jueves, una treintena de cargos, en su mayoría andaluces pero también con algún vasco entre sus filas, hicieron pública una carta en la que solicitaban retrasar el congreso hasta junio y reconocían que este proceso no permitirá una renovación ideológica, algo que ha reconocido hasta el ex candidato Josep Borrell. Aunque nadie espera que su solicitud sea escuchada. No obstante, ya se han empezado a escuchar otros nombres como posibles aspirantes. El más sonado, el de Emiliano García-Page, alcalde de Toledo.

Tomás Gómez, líder del PSOE en Madrid, había ejercido hasta el momento como principal voz de los críticos. Todo el mundo da por hecho que no se presentará aunque su insistencia por convocar primarias y no un congreso ya ha dado sus primeros frutos: tanto Rubalcaba como Chacón se han mostrado favorables de unas elecciones abiertas entre militantes e incluso simpatizantes de cara a elegir aspirante a la Moncloa. Aunque para eso quedan cuatro años.

Totorika, con el candidato

Como nadie esperaba ningún anuncio fuera del guión, pasar lista a los asistentes fue una de las principales actividades. Mucho partidario, como ex cargos de los anteriores gobiernos del PSOE y también algún escéptico, como el propio Gómez, José María Barreda, secretario general en Castilla La Mancha o Roberto Jiménez, vicepresidente del gobierno de Nafarroa y que firmó el manifiesto «Mucho PSOE por hacer» que impulsa la candidatura de Chacón.

Desde el PSE, un único representante. Carlos Totorika, alcalde de Ermua, reivindicó la figura de Rubalcaba ante los medios poco antes de iniciarse el acto. También son conocidas las preferencias de figuras como Rodolfo Ares, aunque la formación todavía no se ha posicionado oficialmente. Quién sí que buscó la complicidad del PSE fue Rubalcaba, que agradeció públicamente al presencia del primer edil ermuarra en su única referencia al conflicto vasco, cuando definió su labor en Euskal Herria con un «sufriendo, sufriendo y ahora ganando».

José Luis Rodríguez Zapatero, que sigue siendo secretario general, no apareció ni se le esperaba. Su herencia se ha convertido en un arma arrojadiza en la guerra de los manifiestos abierta para la sucesión. Ayer, Rubalcaba reconoció que las medidas anticrisis «no funcionaron» aunque también destacó su victoria en el 35º congreso como hito.

La carrera por liderar el PSOE ya está abierta oficialmente aunque, por el momento, únicamente a través de un nombre.

Jiménez y Moscoso, la bicefalia de Nafarroa en el apoyo a los principales aspirantes a secretario general

«No hay cisma, este es un proceso que tiene que salir de la base y serán los militantes los que decidan». Roberto Jiménez, vicepresidente del Gobierno de Nafarroa, aseguró ayer a GARA que el proceso congresual no ha fracturado un PSN en el que se reflejan todas las contradicciones que acompañan al proceso congresual. Él firmó el manifiesto «Mucho PSOE por hacer», que se interpreta como plataforma de Carme Chacón, aunque también acudió ayer al acto de Rubalcaba. Juan Moscoso, que encabezó la lista al Ayuntamiento de Iruñea, se ha convertido en portavoz del equipo del candidato. Paradójicamente, el grupo municipal en la capital de Euskal Herria no entró a formar parte del gobierno liderado por Enrique Maya.

A pesar de todo, Jiménez insiste en que no hay división en el PSN. Es más, según aseguró ayer, «yo mismo le animé (a Juan Moscoso) para ejercer esta labor (portavocía de la candidatura de Rubalcaba)». A.P.

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