Las bolsas comienzan un año plagado de adversidades
Las bolsas europeas terminaron 2011 con notables pérdidas, azotadas por un sinfín de reveses propinados por la crisis de deuda soberana, la penosa falta de liderazgo en Europa, los elevados déficits públicos y la extrema debilidad del sistema financiero.
Alberto CASTRO |
Las bolsas comienzan otro ejercicio en plena crisis. Y es que los problemas se están enquistando, en medio de esa lucha que enfrenta a la austeridad con el crecimiento. Desde que el primer ministro griego Papandreu diera la voz de alarma en octubre de 2009 sobre el desastre de las cuentas públicas, el camino ha sido tortuoso, sobre todo por la falta de liderazgo de Bruselas.
Los eslabones de la cadena fueron aumentando en número e importancia. Irlanda, en 2010, y Portugal, en 2011, también terminaron pidiendo apoyo. Después, la lista de puntos conflictivos se ampliaba al Estado español y a Italia.
Para levantar un muro de defensa de la moneda única, se están aplicando medidas de austeridad en toda Europa. Es decir, recortes sociales y fiscales que empobrecerán a las poblaciones. Los sacrificios, según todos los analistas, no van a tener recompensa suficiente este año ni en los inmediatos por la segura contracción del crecimiento. Muchos expertos hablan de décadas para volver a la situación anterior a 2008, cuando se produjo el derrumbe de Lehman Brothers. Desde ese ejercicio, se han instalado en Europa crisis de todas las clases: inmobiliaria, financiera y de crédito, de deuda periférica y, en 2011, crisis del euro.
Así las cosas, a las bolsas no les espera un año fácil desde ningún punto de vista y se enfrentan a una multitud de adversidades. Los expertos, sin embargo, tratan de ver alguna luz en la aportación al crecimiento de Estados Unidos, cuyas cifras macroeconómicas han mejorado globalmente en el transcurso de los trimestres.
Con todo, ha estado sometido en 2011 a las inclemencias provocadas por el debate para el aumento del techo de deuda y la pérdida de la triple A de Standard & Poor's. También se confía en la evolución de China, que pese a algunos desajustes podría crecer más de un 8%.
No obstante, en ambos casos hay dudas por su exposición a la recesión en la eurozona. El Estado español es el candidato más seguro para enlazar trimestres negativos de crecimiento.
La esperanza, aunque frágil, se deposita en la puesta en marcha de las medidas de austeridad fiscal y control aprobadas en la cumbre del 9 de diciembre, y su directa repercusión en los costes de financiación de los estados, que deben hacer frente a primas de riesgo catapultadas por los elevados déficits públicos y la escasas oportunidades para el crecimiento económico. El fortalecimiento de los bancos es otra de las prioridades de las autoridades europeas.
Dividendos y caídas
Si echamos la vista al 2011, las caídas generalizadas de las bolsas europeas son buen reflejo de lo sucedido. No obstante, dentro del Estado español, habría que fijarse en el excepcional comportamiento de las empresas cotizadas a la hora del reparto de dividendos.
Hasta noviembre han pagado más de 33.000 millones a sus accionistas, un 45% más respecto a un año antes. Si nos detenemos en el Ibex, las lecturas, al margen de los dividendos, son más negativas. Así, hasta el tercer trimestre registraron unos beneficios de 30.000 millones de euros, un 22% menos que el año anterior -en todo 2010 habían ganado un 16% más respecto a 2009-, mientras que al cierre del ejercicio la capitalización conjunta se ha reducido en 50.000 millones de euros.
Por valores, Grifols fue el mejor, mientras que ArcelorMittal el peor. De los pesos pesados, el más beneficiado fue Repsol y el más perjudicado Santander. En el CAC francés, cinco valores -Veolia Environnement, Société Générale, Peugeot, Crédit Agricole y ArcelorMittal- se hundían más de un 50%.