Los medios españoles más ultramontanos no pueden vivir sin nosotras, y no dejan pasar ocasión para hablar de este país. Es el caso de Cristina Losada, que en «Libertaddigital.com» intentaba rellenar su columna, a falta de ideas, cargando contra los de siempre. Para esta gente es una apuesta segura. No quería hablar, sin embargo, de la manifestación del sábado en Bilbo, que considera «una impudicia que se ha hecho rutinaria», sino de la protesta sindical del domingo, también en la capital vizcaina, contra la apertura de los comercios en festivos.

Escribía que «la muy restringida libertad de horarios comerciales ha sublevado a los sindicatos vascos, cuya idea de una `protesta democrática' como la que anunciaron consiste en amedrentar a la gente», sin considerar siquiera que quienes amedrentaban allí eran los policías embozados, que defendían la «libertad» de los comercios para abrir y a cuyas trabajadoras no les han preguntado.

En cualquier caso, una vez expuesto el tema, Losada soltaba la memez del día. Vean lo que apuntaba en una parrafada: «Aún habrá que agradecerles que se contuvieran para no romper los escaparates y propinar palizas a los clientes. Porque estamos hablando de un contexto en el que se ha ejercido la máxima forma de coacción, es decir, el atentado, el asesinato y el secuestro, contra signos de progreso material como las autopistas y los ferrocarriles. Un caso significativo de que ese tipo de progreso mal puede avanzar si no se progresa en civilidad. Y ahí topamos con el abertzalismo, entorno y excrecencia del terrorismo, que aúna el repudio a ambas clases de progreso: el que representa el AVE y el que representa la democracia». Pues a una le parece que quienes no son nada demócratas son aquellas y aquellos que pretenden cubrirlo todo de hormigón sin importarles lo que opina la sociedad.

Pero tenía que acabar su pieza y tiraba de tópicos: «La Arcadia nacionalista no tolera los adelantos. Esa lucha contra el tren o la electricidad, contra las carreteras o la libertad de horarios, es una lucha contra la Modernidad y, por ello, contra España.». Hay que ser osada para ligar España con modernidad. Servidora no puede quitarse de la cabeza la imagen de Cospedal con la mantilla negra...