La muerte de un hombre que se prendió fuego como protesta por la trágica situación económica en Tunez muestra la situación desesperada que viven los habitantes del país, con un desempleo devasatador.

«La revolución se llevó a cabo con la esperanza» especialmente de los jóvenes «de encontrar un empleo» y un futuro, pero según el economista Mohamed Ben Romdhane «desde la revolución la situación social y económica» ha empeorado.

Gharsalla Ammar murió ayer a consecuencia de las quemaduras que sufrió tras quemarse vivo. Este acto es muy simbólico porque la inmolación de Mohamed Bouzizi, un vendedor ambulante de Sidi Bouzid, fue la que desencadenó la revolución de Túnez de diciembre de 2010.