Arturo, F. Rodríguez | Artista
Mapas (2)
Lewis Carroll bromeó sobre la posibilidad de que un país, tomando como referencia el ser humano, pudiera elaborar un mapa de su territorio tan detallado que se hiciera necesario dibujarlo a escala 1:1. Este mapa, que no podría desplegarse sin someter a ese país a la oscuridad total, pues lo cubriría como un manto, no solo perdería su función última sino que crearía un nuevo y definitivo problema, el de una redundancia fatal.
Cuanto más firme es el intento de aproximarse a un representación de la realidad y de hacerlo asumiendo toda su complejidad, más nos alejamos de nuestro destino, más inútiles se hacen las marcas, menos sentido tiene el itinerario o la elección de un objetivo. Y cuanto más obstinadamente técnico es el intento más fácilmente caemos enredados en la superfluidad, viéndonos envueltos en el eco que produce lo real en nuestros propios cuerpos, como una voz interior, inquietante y dominadora.
El abordaje de las políticas públicas en relación al arte y la cultura se define cada vez más en sus formas. Catalogar y entender la realidad cultural como la posibilidad de un mapa tan preciso como regulado no es más que una ilusión ideológica. Todos los mapas que siendo trazados desde la circunstancia de gobierno pretendan ser omnicomprensivos, taparán, al ser desplegados, el territorio que quieren cartografiar. La lógica del poder vive gracias al control de la visibilidad; el deber de la cultura por su parte es crear «espacios de aparición», esto es, esfera pública. El verdadero trabajo radica ahora en sacudirse todos aquellos mapas que nos suponen una carga para poder así agujerear la realidad.