Eliminación en la vuelta de los octavos de final de CopaCOPA Ifrán marcó el 0-1que parecía tener hundido al
Desastre para la historia
Los suplentes del Mallorca ridiculizaron a una Real que tenía la eliminatoria casi sentenciada a la media hora tras adelantarse con un gol de Ifrán. Cuatro goles en siete minutos provocaron una remontada inexplicable y dos en el inicio del segundo tiempo sentenciaron.
REAL MALLORCA 6
REAL SOCIEDAD 1
Joseba ITURRIA
La Real cayó eliminada de manera tan triste como inexplicable de la Copa con un desastre que pasará a la historia y deja pequeñas todas las decepciones que ha vivido en esta competición en las dos últimas décadas.
El equipo blanquiazul tenía a la media hora de juego la eliminatoria en el escenario soñado. Ganaba 0-1, con el partido totalmente controlado, ante un Mallorca que parecía entregado y que recibía la reprobación de su público. Todo ello con siete jugadores que no jugaron de inicio el derbi contra Osasuna y con la perspectiva de poder dar descanso a Elustondo y Zurutuza en el segundo tiempo.
Nadie se podía imaginar lo que iba a suceder en ese instante. Pocos podían apostar que ese Mallorca pudiera marcar cuatro goles en la hora que quedaba de partido, pero los logró en siete minutos ante un equipo noqueado y sin saber parar una avalancha local en la que todo salía a los de Caparrós y nada a los de Montanier, porque Xabi Prieto desaprovechó una ocasión clara para el 2-2 y Ayza Gámez no pitó un penalti que lo pareció.
Ni tan siquiera el descanso sirvió para detener la hemorragia y buscar la reacción. La Real salió del vestuario con los mismo jugadores y tan tocada como entró. Dos goles en el primer cuarto de hora supusieron la sentencia de la eliminatoria y el fin de la ilusión copera de toda la afición con la Copa.
Tras el 6-1, Montanier dio entrada a los tres titulares que tenía en el banquillo para buscar la reacción, pero ésta nunca llegó. El equipo estaba hundido desde el momento en que Chori Castro culminó la remontada al arrebatar el balón que Zubikarai había echado al suelo sin percatarse de que estaba detrás suyo.
Fuera de cualquier lógica
Fue el tanto que refleja lo que fue el partido, que escapa a cualquier lógica. Es una pérdida de tiempo focalizar en jugadores o buscar claves tácticas porque hay cosas que parecen que no pueden suceder, pero que pasan en el fútbol y más en la Copa.
El fútbol es un deporte en el que el estado de ánimo juega un papel fundamental y en la Copa ese factor alcanza mayor dimensión y por eso hay tantas sorpresas. Cuando un equipo que ve todo perdido marca se viene arriba y puede enviar a la escuadra todo lo que remata, como sucedió en los tres primeros goles de Castro, Hemed y Nunes.
Y el equipo que siente que la eliminatoria está sentenciada a su favor se da cuenta de que no lo está, se descompone y el portero, el más tocado por los tres goles pese a que poco podía hacer en ellos, puede pifiarla como Eñaut en el cuarto sin que ningún defensa le avise del peligro que tenía escondido detrás.
La clave está en esos minutos, en no romper el ritmo de partido desde que se encaja el primer gol para aguantar hasta el descanso como fuera. La Real no supo hacerlo, es su mayor defecto y data de tantos años como su desencuentro con la Copa. Y, a partir de ahí, pasa lo que pasó en esos siete minutos y en los primeros quince de la segunda.
Lo peor, las consecuencias
Con todo, lo peor no es la eliminación, que permite reservar todas las energías para la Liga, sino los efectos que puede dejar a varios niveles. La afición se había ilusionado como nunca con la Copa y la debacle de ayer ha supuesto un mazazo. Muchos culparán a Montanier, siempre le toca a él en estas situaciones, pero su once inicial y su planteamiento fueron buenos porque los siete cambios eran razonables y necesarios y con ese once la eliminatoria estaba sentenciada a la media hora de juego. Porque en esos siete minutos horribles lo único que podía hacer era saltar al campo como si fuera un espontáneo.
Lo más criticable de su dirección fueron los cambios. De hacer esos tres, debía ordenarlos en el descanso para buscar la reacción con solo un gol de desventaja. Con un 6-1 dar entrada a media hora del final a tres titulares y retirar a Xabi Prieto y Mariga fue un gran error.
Pero no es el momento de criticar al entrenador o de buscar culpables individuales en un naufragio colectivo. Es el momento de apoyar a todos, de aparcar la Copa y de retomar las sensaciones positivas que han dejado los últimos partidos de Liga. Un buen resultado el sábado en el campo del Valencia sería muy oportuno ahora.