La familia Losa-Ocáriz pide prudencia en un momento que vive con angustia
La familia donostiarra Losa-Ocáriz, que presenció el miércoles la exhumación de la pequeña Rebeca Losa Ocáriz por un presunto caso de bebé robado, vive el momento con nervios. Pide cautela ante la información de varios medios, que ayer apuntaron que no se hallaron restos humanos.
N. GOTI - O. LARRETXEA | DONOSTIA
El día de ayer, al igual que el precedente, fue duro para la familia donostiarra Losa-Ocáriz, después de que el martes asistieran a la exhumación, en el cementerio de Polloe, de los restos de su hermana, Rebeca Losa Ocáriz -fallecida oficialmente en julio de 1977 en el Hospital Donostia, y relacionado con un caso de bebés robados-. «Lo estamos viviendo con muchos nervios y con angustia», relató ayer a este diario una de las hermanas, Cecilia Losa.
Aseguró que en momentos como este han de ser fuertes, aunque reconoció que a veces las fuerzas flaquean porque es una lucha que se ha prolongado durante muchos años en el tiempo. Su madre, Mercedes Ocáriz, quien está sufriendo mucho, «se siente triste y no puede evitar llorar» porque los recuerdos dolorosos son una constante. «Es su pasado que vuelve al presente», dijo Cecilia.
Los Losa-Ocáriz son una familia numerosa, compuesta por el matrimonio y nueve hijos e hijas. Cecilia señaló que «de por si» están muy unidos, pero que este trago amargo les ha acercado más, si cabe. «Es el momento de hacer piña», subrayó.
Atendió a la llamada de este diario enseguida porque cree que dar la cara es importante. Por una lado para hablar de lo que les sucede a ellos y a otros muchos y, por otro lado, para hacer que las personas que leen los periódicos y escuchan la radio se familiaricen con sus caras «por si en un futuro tenemos que buscar a nuestra hermana. Quizá esto pueda ayudarnos».
Sin conclusiones precipitadas
Ayer, diversos medios difundieron informaciones impactantes en las que afirmaban que en el féretro que extrajeron no se hallaron restos humanos. En nombre de la familia, Cecilia aseguró que durante la exhumación los mantuvieron apartados y que no pudieron ver su interior. Ella misma explicó que la forense llevó consigo una caja en la que introdujo algo del féretro, si bien no llegaron a ver de qué se trataba. Acto seguido cerraron la caja para proceder a su precinto. «Después le pusieron un código, le hicieron fotografías y se la llevaron», relató.
Tras aportar esta serie de datos sobre qué es lo que vivieron, y cómo lo vivieron, Cecilia declinó realizar valoración alguna sobre toda la información difundida en los medios. Únicamente hizo hincapié en ser «cautos y prudentes», abogando por dejar de lado las conclusiones precipitadas.
Por contra, sí afirmó que no han tenido ninguna notificación oficial después de la exhumación, asegurando que aun «nadie se ha puesto en contacto con nosotros». Mientras que algunos medios apuntaban que la espera se prolongaría durante un mes, ella aseguró que no hay una fecha concreta. «Debemos esperar para ver si realmente nuestra hermana está ahí o no -añadió-. En el caso de que esté, será un punto final a esta larga historia y si no, empezaremos a buscarla y actuaremos en consecuencia». Esperan, por último, que poco a poco consigan las respuestas a tantas preguntas.
En cuanto llegue la notificación, la familia Losa-Ocáriz lo hará público. Así lo aseguró Cecilia. «En primer lugar es importante para nosotros, pero también lo es para la opinión pública, así como para quienes están sufriendo lo mismo que nosotros: personas con incertidumbre que hay que apoyar».
Es consciente de la «suerte» que han tenido por ser los primeros en Gipuzkoa a quienes se les ha dado luz verde para la exhumación. «Hagámoslo entre todos -agregó-, para que esto sirva de tirón y se abra una puerta para el resto».
Este diario intentó confirmar las informaciones que aparecieron en los medios, y para ello GARA se dirigió al Instituto Vasco de Medicina Legal, desde donde remitieron la llamada al Departamento de Justicia de Lakua. Allí informaron que no tenían «nada que decir» sobre una exhumación practicada dentro de un procedimiento judicial, remitiendo a su vez la llamada al Tribunal Superior de Justicia del País Vasco.
Carlos Cubero, director del Instituto Vasco de Medicina Legal, dijo ayer, en declaraciones difundidas por Euskadi Irratia, que en el féretro no encontraron restos humanos, aunque no detalló quien le informó sobre ello.
Tras salir a la luz los primeros casos de bebés robados, fueran los hijos quienes animaron a su madre, Mercedes Ocáriz, a esclarecer qué es lo que ocurrió realmente aquel julio de 1977. Comprobaron que los datos no concordaban.