Crónica | Capilla ardiente
La clase política se une para despedir y adular al exministro de Franco
Los dos grandes partidos españoles cerraron filas en torno a la figura de Manuel fraga. La capilla ardiente, instalada en uno de sus domicilios de Madrid, centralizó ayer el desfile de dirigentes políticos que se deshicieron en alabanzas hacia el exministro de franco.
Alberto PRADILLA
«Él sí que fue un hombre honrado. Y eso que pasó por muchos cargos, desde ministro de Gobernación hasta presidente de la Xunta de Galicia». Así describía al político fallecido una mujer de edad avanzada ubicada tras la maraña de periodistas apostados bajo el portal de uno de los domicilios de Manuel Fraga. Ella fue una de las pocas personas no relacionadas con el poder que se acercaron al domi- cilio, ubicado, como si nada se dejase a las casualidades, en la calla Fernando el Católico. El discurso de esta mujer resume los mensajes que se escucharon ayer en la capilla ardiente del ex ministro de Franco: muchas adulaciones y una memoria histórica con brotes amnésicos, sin ninguna referencia al papel de Fraga en la dictadura remarcado por el profesor Juan Carlos Monedero, única voz que se coló en RNE para denunciar la benevolencia con el conservador.
Los representantes de los dos grandes bloques del Parlamento español se repartieron argumentos destinados a glorificar al político que popularizó la expresión «la calle es mía».
Por parte, del PP, las alabanzas se centraron en destacar el papel de Fraga en la reconversión de la derecha española. Ninguno de los grandes líderes de la formación que ahora lidera Mariano Rajoy faltó a despedir a su mentor. El presidente fue el más madrugador y llegó a las 9.00 de la mañana. Tras él, otros miembros del Ejecutivo como Soraya Sáez de Santamaría, Ana Mato o Cristóbal Montoro, que hizo hincapié en que «se esté o no de acuerdo con él, no se puede obviar su servicio a España».
En el mismo sentido se manifestaron los dirigentes del PSOE, menos representados que los conservadores. Alfredo Pérez Rubalcaba y José Blanco constituyeron la delegación del PSOE.
«¿Y el rey? ¿Ha venido ya?» preguntaba otra señora de estética neocon. Desde el fallecimiento de Fraga, los medios se han empeñado en situarlo como uno de los últimos cordones umbilicales entre la dictadura franquista y el actual régimen español. Pero faltaba uno importante. A las 15.00 horas, el Borbón y su mujer accedieron al domicilio de Fraga, donde permanecieron 15 minutos.