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Kayaba y el paro despiertan la solidaridad de clase con una gran marcha en Iruñea

Más de 2.000 personas acudieron ayer al llamamiento lanzado por Kayaba, pero al que se sumaron los trabajadores de Eulen, Ciclo, KWD y las cocinas del complejo hospitalario. La protesta, al final, se convirtió en un símbolo y fue recabando apoyos comité a comité, despertando la conciencia de clase y la solidaridad de los obreros navarros. Finalmente, el discurso final quedó a cargo de la Asamblea de Parados, quien exigió que no se produzca «ni un despido más»

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Aritz INTXUSTA |

La manifestación de ayer en Iruñea nació desde abajo, de comité en comité, pero tiene poco que envidiar a cualquier otra protesta, o más bien nada. La columna obrera que formó llenó casi entero uno de los lados de la avenida Carlos III, una de las más amplias de Iruñea, congregando a más de 2.000 personas que reclamaban el fin de la destrucción gratuita de puestos de trabajo en Nafarroa, ya sea en una fábrica, entre funcionarios o en las empresas que dependen del Gobierno. Encabezó la protesta un lema unitario: «No más despidos en Navarra. Lana banatu, ondasuna banatu».

Si en un principio, el motor de la manifestación fue el despido de 47 personas en Kayaba, al final fue el portavoz de la Asamblea de Parados quien habló al terminar la marcha. En la manifestación se encontraron protestas de decenas de empresas a cuyos trabajadores se les está haciendo pagar la crisis. Acudieron con pancarta propia los jardineros en huelga de Eulen y Ciclo, los trabajadores de las cocinas de Iruñea y de KWD, la plantilla de Fluitecnik, de Asientos Esteban, de Dornier, de Faurecia y, desde Altsasu, bajó Sunsundegi. Otras tantos comités habían anunciado también su adhesión, como Kybse, Dynamobel, Transportes Azkar, la TRW y más.

«Cada vez que ataquen a uno, responderemos todos. Solos no podemos hacerle frente», proclamó Israel González, de la Asamblea de Parados. «Hay más de 300 puestos de trabajo en juego entre los que hemos venido hoy aquí» afirmó, para recordar después que el colectivo de desempleados se acerca ya en Nafarroa a los 47.000. «No a los despidos en Kayaba y no en cualquier otro lado», zanjó González, quien acusó directamente al Gobierno de UPN y PSN de aprobar «ERE fraudulentos» y de no activar políticas de fomento del empleo. «En Nafarroa hay la misma riqueza que hace cuatro años», señaló. González también denunció la desindustrialización de zonas enteras de Nafarroa, como la que están sufriendo todos los que viven en Sakana.

Los jardineros de Eulen y Ciclo, en huelga desde hace semanas por los despidos, dieron cuenta de sus luchas particulares. Itziar Vegas, de Eulen, explicó que tienen 27 despidos sobre la mesa y aseguró estar tan harta «de políticos que juegan con la clase trabajadora y se suben el sueldo» como de «los empresarios que nos miran como un número y no como personas».

Iñaki Goldarazena, presidente del comité de Kayaba, valoró la «lucha, dignidad y entrega» de los trabajadores que plantan cara a los despidos y «siguen en pie de guerra». El trabajador no se olvidó tampoco de que esta lucha es dura. «Ya son cuatro meses de angustia, de esperar en la puerta de la fábrica la llegada de los esquiroles», explicó Goldarazena.

Su discurso fue un emplazamiento a que los trabajadores despierten de una vez y se pongan a colaborar entre ellos. «Quiero hablar de cómo, hombro con hombro, estamos todos juntos intentando evitar que haya despidos, del orgullo que se siente cuando tus compañeros deciden no ser unos borregos esperando al matadero y se alzan contra las tropelías de una gran multinacional», señaló el trabajador.

Solidaridad y espontaneidad

Probablemente, quien más aplausos arrancó entre quienes escuchaban al pie del kiosko de la Plaza del Castillo fue la portavoz de los trabajadores de las cocinas. Idoia Viana confesó que no esperaba haber hablado y que, por tanto, no se había preparado nada. Aun así, dejó las cosas claras. «No van a hacer negocio con nosotras. Somos empleo público», afirmó la portavoz, que portaba un gorro de cocina. «Vamos a luchar porque estamos fuertes y unidas».

Por KWD, tomó la palabra Kenia Cordero, cuyo mensaje estuvo teñido de esperanza. «Nosotros hemos comprobado que les podemos parar. Merece la pena intentarlo», aseguró Cordero. Su empresa tenía pensado echar a 36, pero finalmente ha tenido que desistir. «Pero eso solo se consigue con la lucha y la solidaridad, solidaridad como esta, solidaridad de clase», explicó.

La unión de los trabajadores de distintos centros de trabajo ha conseguido emular las últimas movilizaciones masivas en Iruñea, como la huelga y la manifestación que se celebró en favor enseñanza pública, la protesta contra el tijeretazo en los servicios sanitarios y la reacción a la última oleada de recortes promovida por una plataforma ciudadana. En el momento en que las personas que iban a la cola de la columna obrera que se formó ayer pisaron los adoquines de Carlos III desde la plaza de Merindades, la cabeza superaba ya la puerta del Gayarre.

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