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Iker Bizkarguenaga Periodista

Garzón y las diligencias 75/89

Cuando vi a Baltasar Garzón sentado en el Tribunal Supremo como imputado, lo primero que me vino a la cabeza fue un número: 100.000. No es la cantidad de personas que se han manifestado para pedir que lo enchironen, sino los folios que contenían las diligencias previas 75/89.

En esas diligencias estuvo el germen de lo que luego fue el sumario 18/98, probablemente la «obra» que mejor resume quién es este juez y el daño que ha hecho a nuestro país. Porque, efectivamente, Garzón las ha liado pardas, y de ello pueden dar fe miles de personas, entre otras, aquellas que después de ser torturadas pasaron por el despacho del juez de la voz aflautada sin que este les hiciera el más mínimo caso. Pero aquel macrosumario, por el que aún permanecen en la cárcel muchos amigos y amigas, compañeros y colegas, fue un monumento al esperpento y un ejemplo de la impunidad y la saña con la que la Justicia española ha actuado contra este pueblo.

Y aunque en esos 478 días de vista oral quien se hizo famosa fue Ángela Murillo, había sido Garzón el arquitecto de una infamia en la que no solo se juzgó a más de medio centenar de personas, organismos como Ekin y Xaki, la fundación Joxemi Zumalabe, un buen número de empresas y medios de comunicación como «Egin», sino todo un modelo de construcción nacional y social. Fue un ataque a Euskal Herria protagonizado por el magistrado jienense y sus 100.000 folios de diligencias. Quinientos tomos a los que, por cierto, los abogados de la defensa no pudieron acceder hasta bien empezado el juicio y con un sinfín de trabas y dificultades. Algún día deberían repartir su contenido en soporte digital para que todo el mundo vea qué fácil es construir una imputación contra un ciudadano vasco.

Por eso, cuando ahora el alicaído juez clama por su inocencia, denuncia que está siendo objeto de una persecución y suelta sinsorgadas de tal calibre, no puedo menos que sonreír, porque no es sino víctima de su propia munición. Lo que no entiendo es qué hacen algunos que se dicen de izquierda manifestándose en defensa de un personaje tan nefasto. El mismo que cerró «Egin», encarceló a muy buenas personas y que durante años asistió frío como un témpano a brutales denuncias de torturas. Si les importa la justicia, no pueden apoyar a Garzón.

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