GARA > Idatzia > Iritzia> Hemeroteka

Deia, Juan Carlos Ibarra 2012/1/17

Sin banquillo

Fraga ha muerto en la cama, como Franco, sin haber conocido el banquillo de los acusados que algunos demócratas españoles exigen para dictadores y colaboradores de regímenes dictatoriales de otros puntos del planeta. (...) Tras hacer suya la calle y llenarla de sangre, abrazó la democracia, y eso debió ser penitencia suficiente para purgar sus pecados. A aquellos demócratas de toda la vida que hoy se deshacen en loas hacia el converso, solo les recordaré uno de esos pecados: el que me tocó vivir más de cerca. El 8 de marzo de 1976, cinco días después de la masacre de Gasteiz, un joven de 18 años, Vicente Antón Ferrero, caía muerto en Basauri por los disparos, al aire, por supuesto, de la Guardia Civil. Yo estaba a diez metros de donde cayó abatido, separado del lugar por un muro de personas. Los impactos de los disparos, al aire, por supuesto, se pudieron ver durante muchos años en la pared ante la que fue fusilado Vicente Antón Ferrero. Agujeros a un metro de altura desde el suelo. No hubo juicio para los guardias civiles que arremetieron con sus vehículos contra la multitud para luego disparar indiscriminadamente. Tampoco para sus mandos, con Fraga a la cabeza. Nunca oí a los que hoy se deshacen en elogios hacia él, por la izquierda y por la derecha, que le exigieran una explicación o que pidiera perdón. Fraga ha muerto. Por mí, que no descanse en paz.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo