Al menos 162 cadáveres se contabilizaban ayer en la morgue de Kano, la segunda ciudad más importante de Nigeria, donde los cuerpos de las víctimas cubrían las calles inmediatamente después de una espectacular serie de ataques reivindicada por el grupo islamista Boko Haram. Un responsable de la morgue indicó que «esta cifra puede cambiar porque continúan trayendo» cuerpos.

Las autoridades decretaron el toque de queda en la ciudad. Representantes de la Cruz Roja local y de la Agencia Nacional de Situaciones de Emergencia (NEMA) confirmaron que seguían recogiendo cuerpos en las calles para llevarlos a las morgues.

El principal diario en el norte del país, el «Daily Confianza», informó de que un portavoz del grupo Boko Haram había reivindicado los asaltos, explicando que el grupo había actuado en represalias después de la negativa del Gobierno a liberar varios de sus miembros presos.

Los atentados, que comenzaron alrededor de las 16.30, hora local, del viernes. En unos pocos minutos se escucharon varias explosiones y disparos. Los ataques consistieron en un coche bomba en una zona residencial de una comisaría de la Policía Nacional, y varios atentados con armas ligeras y explosivos en otras comisarías, en las oficinas del Servicio Estatal de Seguridad y en el de Inmigración.

Uno de los testigos de este último ataque, Salisu Abdullahi, aseguró que «en cuanto aparecieron, sacaron pistolas y dispararon a tres agentes que vigilaban el complejo». Después, «uno de ellos volvió al coche, abrió el maletero y sacó varias bombas de mano. Él y sus compañeros empezaron a lanzarlas al edificio y lo destrozaron entero», añadió Abdullahi.

En el intercambio de disparos ocurrido en las oficinas del Servicio Estatal de Inteligencia (los servicios secretos nigerianos), uno de los atacantes perdió la vida, mientras que otro fue arrestado.

Contra una comisaría

Otro de los ataques fue llevado a cabo por un kamikaze contra una comisaría regional de la Policía y causó al menos tres muertos, según fuentes policiales. Añadieron que un hombre que se proponía hacer estallar un explosivo intentó acercarse en coche a un convoy de la policía y saltó de su vehículo antes de ser abatido. Según un testigo, el coche continuó avanzando antes de estallar. Un habitante relató haber visto 16 cadáveres en una calle de su barrio donde se sitúa uno de los lugares atacados, el cuartel general de la policía del Estado de Kano. «Entre mi casa y el cuartel de la policía, sobre esta calle he contado 16 cadáveres, seis de ellos policías», afirmó.

La Policía señaló que muchas de las víctimas son civiles. Entre ellos se encuentra Enenche Akogwu, un corresponsal de la cadena de televisión privada nigeriana Channels tiroteado mientras cubría estos acontecimientos.

Nigeria se ha visto sacudida por numerosos ataques mortales atribuidos a Boko Haram durante el último mes. El norte del país -de mayoría cristiana- ha sido el principal escenario de los atentados, pero Kano hasta ahora no había sido escenario de los mismos.

También en el sur han tenido lugar acciones de respuesta con ataques contra mezquitas.

El presidente, Goodluck Jonathan, decretó el estado de emergencia en zonas de cuatro estados el pasado 31 de diciembre, tras la ola de atentados atribuidos a este grupo islamista que comenzaron en Navidad y causaron decenas de muertos.

La Unión Africana y los ministros de Asuntos exteriores alemán, Guido Westerwelle, y birtánico, William Hague, condenaron los atentados y dijeron estar «horrorizados por los ataques a gran escala en Kano». También el Estado francés se sumó a las condenas.