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Avances científicos y retrocesos marcan un 2011 agridulce, según médicos sin fronteras

Médicos Sin Fronteras ha publicado un informe sobre el acceso mundial a los medicamentos, repasando los avances y retrocesos de un 2011 marcado por la crisis económica y los hallazgos científicos que abren posibilidades, limitadas por los recortes económicos y subidas de precio.

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Garazi MUGERTZA

La crisis económica que azota al mundo no deja indiferente a nadie, tampoco a los donantes que apoyan la lucha contra las tres enfermedades que más golpean a los países en desarrollo. El Fondo Mundial para la lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria canceló el pasado mes de noviembre su ronda anual de financiación porque los donantes -países enriquecidos- no desembolsaron sus aportaciones.

Este recorte llega justo cuando los avances científicos están creando grandes oportunidades para salvar vidas y dar pasos hacia un futuro saludable para las comunidades de los países en desarrollo. El Fondo Mundial ha puesto en marcha una solución provisional para no interrumpir los tratamientos, pero no para avanzar. Los países receptores de las ayudas de los donantes deberán esperar por lo menos hasta 2014 para poder recibir nuevos fondos.

Hace unos meses Médicos Sin Fronteras presentó una propuesta en la Unión Europea para establecer un pequeño impuesto sobre las transacciones financieras, ya que incluso si los países donantes cumplieran su palabra, se necesitarían más ingresos para hacer frente a los tratamientos de estos tres males tan extendidos.

A los países que recibían la ayuda económica del Fondo Mundial se les suma ahora otro problema. Las personas con VIH en países con ingresos medios como India, Brasil o Tailandia se enfrentan a grandes subidas de precio de los fármacos pues la industria farmacéutica las contempla como mercado lucrativo potencial.

Las empresas ViiV, Merck, Johnson&Johnson y Abbott excluyen a estos países de la posibilidad de obtener descuentos estandarizados para algunos de sus fármacos. Lo que esta decisión no contempla es que la mayoría de los pacientes de estos países no pueden pagar semejantes precios.

Siguiendo el ejemplo de las personas con VIH , el precio de un tratamiento de primera línea que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) cuesta unos 150 dólares por paciente al año. Pero en los países con ingresos medios se tiene que pagar, como mínimo, 1.000 dólares por paciente al año, y eso sin contar con las opciones de tratamiento más nuevas que, por lo general, suelen ser bastante más caras.

En lo referente a los precios, no todo son malas noticias. UNICEF publicó en 2011, por primera vez, los precios que paga por todas las vacunas que adquiere, lo que desveló la enorme disparidad de precios que las compañías ofrecen por vacunas similares. Esto probablemente avivará la competencia de los productores de vacunas, reduciendo así los precios, lo que en la práctica supone que más niños podrán ser vacunados. Hasta ahora no había existido transparencia en los precios de las vacunas y los compradores no contaban con cifras de referencia para negociar mejores acuerdos.

Sin embargo, no hay que olvidar que para que el mercado sea lo suficientemente atractivo para los productores de vacunas es necesario que los precios sean lo suficientemente altos, siempre y cuando sean accesibles para saciar la necesidad.

Vih, tuberculosis y malaria

Las enfermedades que más golpean a los habitantes de los países en desarrollo son el VIH/Sida, la tuberculosis resistente a los medicamentos (DR-TB) y la malaria.

Médicos Sin Fronteras asegura en su informe que si no se apuesta por darle una renovada prioridad a la salud, tanto a nivel político como financiero, los recientes avances científicos y las grandes promesas que han hecho los gobiernos en los últimos tiempos pueden irse muy fácilmente al traste. Un ejemplo de ello es el ensayo clínico llevado a caba sobre el tratamiento del VIH.

Una serie de hallazgos científicos demostraron que mediante el tratamiento precoz a personas con dicha enfermedad se puede reducir el riesgo de transmisión del virus en un 96%, lo que demuestra que el tratamiento precoz del VIH también sirve como método de prevención. Pero el mayor desafío reside en lograr que la ampliación del tratamiento sea viable y asequible.

Igual de importante en esta lucha son los precios de los fármacos para el tratamiento de esta enfermedad. La competencia entre los productores de genéricos ha hecho posible que los precios de los fármacos para el VIH se hayan reducido sensiblemente en la última década. Aunque para MSF ese dato no es suficiente, pues aún solo un 50% de las personas que necesitan el tratamiento de manera urgente tienen acceso a él. Esto, junto a los grandes recortes financieros, supone que el objetivo de un futuro próximo libre de sida, a pesar de los hallazgos realizados el año pasado, esté más lejos. Un paso de gigante para un camino largo y difícil hacia el final del túnel, limitado por los intereses económicos.

Otro gran paso por la supervivencia se dio también en 2011. La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó, por primera vez, los primeros protocolos de tratamiento para una infección oportunista del VIH: meningitis criptológica (CM), una de las principales causas de muerte en las personas con sida. Con esta enfermedad y sin diagnóstico ni tratamiento, el paciente puede morir en el transcurso de un mes.

Dos de los fármacos que recomienda la OMS, la anfotericina B y la flucitosina, resultan muy difíciles de obtener para los pacientes que viven en países en desarrollo, y el fluconazol, que es el más asequible, no es tan eficaz. Además, la flucitosina, por ejemplo, no está registrada en ningún país de Africa subsahariana, lugar donde se dan la mayoría de los casos de CM. La anfotericina tampoco está registrada en muchos países africanos. Una de las razones es el hecho de que los fármacos tengan efectos secundarios que afectan al riñón y que los hospitales no estén preparados para hacer un seguimiento correcto ante dicha dificultad. Existe una versión mejorada de este fármaco que no produce tantos efectos secundarios, pero el precio es demasiado alto.

MSF valora positivamente los protocolos de tratamiento publicados por la OMS pero subraya que es fundamental que los fármacos más eficaces para tratar la enfermedad sean asequibles.

Otra de las enfermedades clave a derrocar en los países en desarrollo es la tuberculosis resistente a los medicamentos. En el documento sobre el acceso a los medicamentos de 2011, Médicos Sin Fronteras denuncia que los Gobiernos no responden al desafío de prestar tratamiento al creciente número de pacientes infectados con la tuberculosis DR-TB. Esta enfermedad ha infectado a unos cinco millones de personas durante estos diez años.

En la mayoría de los casos la DR-TB se puede curar, aunque las dificultades a la hora de diagnosticarla y lo caro y complicado que es el tratamiento, hacen que muchas personas no sean tratadas. Pero en 2011 se empezó a utilizar un nuevo método que reduce el tiempo que se necesita para diagnosticar la enfermedad, lo que supone un gran avance. Este test es caro y complicado, pero MSF considera que el hecho de que dé resultado debería alentar a los Gobiernos a implicarse más en esta batalla.

La tercera de las enfermedades más extendidas, la malaria, es una de las más «populares» de Africa aunque muchas de las personas que la padecen no son tratadas, una vez más por el coste económico que conlleva. Teniendo en cuenta su alto precio, MSF puso en marcha un proyecto que pretendía atender esta necesidad, aunque los resultados obtenidos no fueron los que esperaban.

El objetivo del Mecanismo de Medicamentos Asequibles para la Malaria (AMF) era subsidiar los precios de los nuevos medicamentos, más eficaces y caros que los anteriores. Este proyecto se puso en marcha en ocho países africanos como prueba y las encuestas mostraron que el precio de dichos medicamentos se redujo considerablemente. Sin embargo, también trajo nuevos problemas. Se pidieron más medicamentos de los necesarios por lo que el precio de las materias primas se triplicó. Otro problema fue que, como el AMF se centra en establecimientos privados, muchas personas compraban y consumían los medicamentos sin hacerse pruebas, inmunizando el parásito que transmite la malaria de los fármacos.

Enfermedades olvidadas

El chagas es una de las enfermedades olvidadas que afecta, sobre todo, a América Latina y en especial a Bolivia.

Los nuevos programas para el tratamiento contra el chagas y la ampliación de los programas ya existentes han sido suspendidos a causa de la escasez de benznidazol, el principal fármaco para esta enfermedad. La escasez, según informa MSF, se debe a la falta de planificación del laboratorio público brasileño -LAFEPE- que produce de manera exclusiva el benznidazol. Como consecuencia de esta mala planificación, en Bolivia MSF ha tenido que aparcar la iniciativa de ampliación del tratamiento.

No solo las acciones de MSF se han visto afectadas, también el resto de organizaciones y gobiernos que proporcionan este tratamiento. Pero gracias a las protestas internacionales de octubre, el Ministerio de Salud de Brasil se ha comprometido públicamente a acelerar la producción del medicamento y a poner en marcha otras acciones de regulación.

En los últimos tiempos, tras la evidencia de los beneficios del benznidazol, muchos países de América Latina han comenzado a ampliar sus programas de tratamiento de chagas. Además se ha creado una formula para que los niños menores de dos años reciban la dosis adecuada a sus necesidades.

El chagas no es el único mal olvidado, también la desnutrición es un tema que hoy en día apenas capta la atención mediática, aun cuando cada año mueren millones de niños.

Pero en 2011 este olvido dio un giro cuando miles de familias somalíes huyeron de sus casas hacia los campos de refugiados de los pasíses vecinos, desencadenando la puesta en marcha de una operación masiva de ayuda alimentaria de emergencia. Esto atrajo a los medios de comunicación proyectando de nuevo sobre la mesa la necesidad de una alimentación enriquecida en nutrientes adaptados a las necesidades de los niños.

India, presiones y amenazas

Los Gobiernos y las compañías farmacéuticas multinacionales amenazan constantemente a India, «la farmacia del mundo en desarrollo».

La farmacéutica Novartis ha vuelto a la carga en su batalla legal contra el Gobierno de India después de que hace cinco años sus demandas, con las que pretendía derogar la ley de patentes de India, fueran rechazadas por los tribunales.

Según MSF, si Novartis consigue su propósito, India se verá forzada a otorgar más patentes sobre medicamentos que las que actualmente otorga, obstaculizando la producción de versiones de medicamentos más asequibles que están patentados en otras partes del mundo, manteniendo así los fármacos más recientes fuera del alcance de quienes los necesiten.

Aunque el problema no solo reside en las demandas de esta farmacéutica. La Unión Europea presiona al país en sus negociaciones, dentro de los términos de un tratado comercial bilateral, para conseguir unas normas de propiedad intelectual más duras. La cláusula que más preocupa a MSF es la que permite a las compañías denunciar al Gobierno si sienten que su inversión esta en juego, lo que supone que las compañías podrían impedir que los gobiernos tomaran medidas para proteger la salud pública. La UE no es la única; varios estados enriquecidos también presionan a India y a otros países en una situación similar a esta.

 

años

En 2011 se cumplió el aniversario de dos acontecimientos que ayudan a determinar el grado de acceso a los medicamentos; la Declaración de Doha y el Fondo Mundial .

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