Dabid LAZKANOITURBURU Periodista
Falacias con importancia en torno a Irán
En todos estos años de sanciones y amenazas de guerra a Irán, no he leido un solo argumento que justifique el rechazo a su programa nuclear.
Y me refiero a argumentos, no a salidas de tono histriónicas que buscan refugio en visiones apriorísticas y siempre parciales de la realidad.
Sostener que Irán no puede tener el arma nuclear porque brama, periódicamente, por la destrucción de Israel es una falacia. Y no precisamente anodina. Porque, más allá de retóricas, y hasta la fecha, Israel ha sido el que ha acometido - y sigue- la destrucción de una nación, Palestina. Pese a lo cual a EEUU no le dolieron prendas para permitir -impulsar- su nuclearización.
«Los ayatolahs no pueden tener arsenal nuclear», insisten. Claro, los que sí lo pueden tener son los EEUU del Tea Party, la Rusia del carnicero Putin o, insisto, el Israel del nazi-judío Lieberman.
Por población, geografía, economía e historia, pasada y reciente, Irán es, guste o no, una potencia regional emergente. Esa es una realidad que tanto Israel como Occidente deberían asumir. Y cuanto antes mejor para todos.
Desconfiar de las promesas de Teherán, que insiste en que su legítimo programa nuclear no busca la bomba nuclear es también legítimo e, incluso inteligente. Pero lo que resulta estúpido, peligroso y hasta contraproducente es ensañarse con un país cuya población más allá de los apoyos y la oposición a sus gobernantes, se ganó en 1979 el derecho a recuperar el orgullo perdido y a la no injerencia. Y que podría reaccionar haciendo piña ante las amenazas y sanciones.
Pueden, si quieren, sacar del armario los fantasmas del imperio persa, de Jerjes o de Darío. Pero Irán está ahí. Y llegó para quedarse.