Miles de personas exigen una Túnez «tunecina, ni wahabista ni iraní»
Al menos 12.000 ciudadanos, según las agencias internacionales, participaron ayer en Túnez en una manifestación «en defensa de las libertades fundamentales» convocada por seis partidos de la oposición al Gobierno islamista de Nahda y varias asociaciones cívicas.
GARA | TÚNEZ
La marcha comenzó al mediodía en la plaza de los Derechos Humanos y recorrió durante tres horas las principales arterias del centro, donde se iban sumando ciudadanos. Aunque fueron convocados por los partidos de centro y de izquierdas, los miles de manifestantes no portaban insignias partisanas ni símbolos políticos y la única bandera que enarbolaban era la nacional.
Entre los asistentes destacaban numerosos periodistas de los medios escritos y audiovisuales, públicos y privados, así como cientos de mujeres de todas las edades y profesiones, entre ellas las profesoras de la facultad de Ciencias y Letras de la Manuba, que fue ocupada durante dos meses por 50 islamistas rigoristas.
Un importante despliegue policial rodeó la manifestación durante todo su recorrido. Algunos viandantes profirieron insultos contra los manifestantes, a los que acusaban de «ateos» o «impíos», aunque no se produjeron enfrentamientos.
Los líderes del Partido Democrático Progresista, Nayib Chebbi, del Movimiento Atajid, Ahmed Brahím, o del Polo Democrático, no encabezaron la marcha. Se mezclaron entre los miles de manifestantes que enarbolaban pancartas «por la independencia de la prensa y de la justicia» y contra «la violencia y el extremismo». Las consignas de «Túnez libre, ni emires ni Qatar» o «Túnez tunecina, ni wahabista ni iraní», fueron coreadas por los manifestantes en varias ocasiones.
La secretaria general de la Federación Internacional de Ligas de Defensa de Derechos Humanos, Jadiya Charif, señaló a la agencia Efe que «hay que denunciar la violencia y rebelarse contra los que perturban y nos quieren llevar hacia una regresión», refiriéndose a los rigoristas. Charif subrayó que «hay muchas interrogantes sobre por qué el gobierno transitorio no actúa contra los infractores. Si el gobierno es impotente ante la situación o el problema le es indiferente, no lo sé; pero es inaceptable que no quieran reconocer que las fuerzas salafistas representan un mal cuando usan la violencia».
Desde las elecciones del pasado 23 de octubre, el acoso de los rigoristas a la sociedad tunecina se ha extendido. Han sido atacados ciudadanos que vendían alcohol, periodistas, músicos, cineastas, profesores universitarios...