El Ejército sirio lanzó ayer una ofensiva para recuperar el control de los suburbios al este de Damasco, bajo control de grupos armados. Activistas citados por Al Jazeera afirmaron que decenas de tanques del Ejército se dirigían a los barrios de Zamalka y Al-Ghouta, a diez kilómetros del centro de Damasco y epicentro histórico de los opositores al presidente.

Según un recuento de la agencia AFP basado en informaciones oficiales y del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Londres, desde el martes han muerto al menos 232 personas, de ellas 147 civiles. Ayer, diez militares fallecieron por la explosión de una bomba al paso de su convoy en Kasanfra, en la región de Jebel al Zauia. Otros seis soldados resultaron heridos en la emboscada a un autobús militar en Sahnaya, cerca de Damasco.

En en plano diplomático, el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, criticó duramente la suspensión de la misión de la Liga Árabe y las «irresponsables declaraciones» de algunos países occidentales, a los que acusó de «querer sabotear un intento para calmar la situación».

En Nueva York, el jefe del Consejo Nacional Sirio, Burhan Ghaliun, llamó a manifestarse ante las embajadas de Rusia, que rechaza cualquier sanción. Ghaliun encabezó una delegación para tratar de influenciar en las negociaciones sobre un proyecto de resolución apoyado por países árabes y europeos.