El keniata Mike Kigen repitió victoria en el hipódromo en una jornada de esas que se califican de cross puro: gélida con el termómetro registrando 3 grados, barro en abundancia y paraguas desplegados. El vencedor de 2010 regresó con 26 años y ni un gramo de más a un lugar que le trae buenos recuerdos.

Kigen, reciente vencedor del cross de Antrim en Irlanda, parece haberse especializado en sacar partido en jornadas desapacibles pues, como hace dos años, hizo méritos desde el primer hasta el último de los 11.475 metros de ese recorrido ayer tremendamente exigente para moverse a sus anchas, con una exhibición ante corredores con mayor nivel y mejor palmarés que no tuvieron su mejor día.

El campeón de Kenia en 2006, el año que logró ser quinto en el Mundial de campo a través, encabezó un podio íntegramente keniata al que también se subieron un prometedor obstaculista de 17 años llamado Conselus Kipruto y Kiprono Menjo, doble vencedor aquí en 2008 y 2011.

Durante los primeros kilómetros trotó con ellos el gigante irlandés Joseph Sweeney, quinto en el último Europeo de cross y cuarto ayer, cuya figura sobresalía por su envergadura y por su habilidad para sobrevivir en un terreno tan inestable.

Todos ellos aprovecharon el descalabro de los favoritos a priori, especialmente de Paul Tanui -vigente subcampeón mundial de cross-, hundido en el puesto decimosexto ,o de Lucas Rotich -autor el pasado año de la segunda mejor marca en 10.000 metros- ,que fue sobrepasado al sprint poco antes de cruzar la meta por un pletórico Iván Fernández, que se suponía venía a defender su cetro vasco y de paso terminó entre los destacados de la cita internacional.

El pupilo de Martín Fiz tiritaba media hora después de haber protagonizado una de sus mejores gestas, premiada con la mayor ovación de la mañana. El gasteiztarra ha descubierto lo que tantas veces sintió su maestro con las tribunas en pie para animar a los destacados.

Su cuarto título le permite acercarse a los cinco obtenidos por su entrenador y otro de sus paisanos, Iván Sánchez. Seis vascos disfrutaron de la circunstancia. No todos los días se supera a un subcampeón mundial, ni a otro indoor, porque también el leonés Sergio Sánchez anduvo desconectado en la estratosfera.

Al contrario que Tanui, la que sí logró su segunda txapela de enero fue Nazareth Weldu. La campeona en Zornotza hace tres semanas cerró el mes en Donostia con una victoria que incluye a una eritrea en el palmarés donostiarra, en el que ya figuraban compatriotas destacados como Zersenay Tadesse (2003-2006) y Medhin (2009), pero hasta ahora ninguna mujer. África copó también el cajón femenino y rompió con la dinámica de los tres últimos años, en los que la campeona llegó de Europa.

La etíope de Donostia

La eritrea fue la más fuerte en la recta final, a donde llegó más fresca que la keniata Chemos, medalla de bronce en el Mundial de Daegu'2011 y, en los últimos 400 metros de la meta, la única de las participantes que podía apartarle de su objetivo.

Pero la verdadera animadora de la carrera fue Trihas Gebre. La plusmarquista de la Behobia demostró que también puede brillar sobre el barro y se movió de maravilla en terrenos pantanosos, dando juego en cabeza de carrera para auparse al tercer lugar del podio. Emparejada con un donostiarra e instalada en el barrio de Aiete, la etíope empieza a ser conocida y ayer, animada por familiares y amigos, disfrutó casi de su condición de local. Defendiendo por primera vez la camiseta del Santutxu, la competición le permitió conocer a alguna de sus compañeras como la triatleta Virginia Berasategi, que fiel a su costumbre compitió sobre la hierba.

El Ercoreca Santutxu cumplió con ellas su segundo objetivo de la temporada invernal al proclamarse campeón de Euskadi después de ganar el de Bizkaia. El próximo 19 de febrero en el Campeonato de España de Oropesa del Mar (Castellón) pelearán por cambiar la plata de anteriores ediciones por el oro.

A nivel individual Belit Solar es la nueva campeona de Euskadi. La barakaldotarra, pese a reconocer que el campo a través no es su fuerte, que lo suyo son los 800 y el 1.500, y que había pasado una mala semana, se hizo con el título como pudieron comprobar los numerosos espectadores que, andando o en coche, recalaron en Lasarte.

Agasajados con un caldo caliente nada más acceder al recinto, esta vez los asistentes pudieron seguir las carreras desde más cerca. El nuevo diseño del circuito mejora la visibilidad, al centrar el recorrido a donde la vista llega, y eso se agradece.