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Koldo CAMPOS Escritor

La poesía con los pies

Puedo escribir los versos más tristes esta noche», declamó el poeta, entre los aplausos de un estadio abarrotado mientras se zambullía de bruces en la hierba, exultante de felicidad. Junto al banquillo, se abrazó a su editor y compañeros poetas, y exclamó: «Escribir, por ejemplo, la noche está estrellada y tiritan azules los astros a lo lejos».

Jaleado por los aficionados, tras besar su anillo y el emblema de su patrocinio bordado en la camiseta, se cubrió con esta la cabeza y agregó: «Yo la quise y a veces ella también me quiso. En noches como esta la tuve entre mis brazos».

Corrió entonces hacia las gradas para que los aficionados gritaran su nombre y corearan sus poemas y, tras simular que acunaba a un bebé, disparaba una flecha y empollaba un huevo, se anotó un hat-trick de estrofas: «¡La besé tantas veces bajo el cielo infinito!».

En medio del campo, agradeció con sus índices el favor del cielo y recitó: «Ella me quiso, a veces yo también la quería, ¡cómo no haber amado sus grandes ojos fijos!».

Todo el estadio era un clamor. Algunos aficionados hacían la ola, otros prendían bengalas y algunos más arrojaban versos al campo. En una de las áreas, el poeta, tras ejecutar tres saltos mortales, exclamó enardecido: «Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche está estrellada y ella no está conmigo».

Al día siguiente todos los medios de comunicación destacaron la brillante exhibición del poeta: «Aunque este sea el último dolor que ella me causa y estos sean los últimos versos que yo le escribo».

(En comillas, poema 20 de Neruda).

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