Vetevendosje aspira a un Kosovo fuerte y sin injerencias para su integración final en Albania
El partido político albanokosovar defensor de la autodeterminación (Vetevendosje, en legua albanesa) liderado por el activista Albin Kurti es el responsable de la última ola de protestas que está viviendo el Estado independiente más joven de Europa.
Pablo GONZÁLEZ
Hace unos días, va rios centenares de albaneses de Kosovo intentaron bloquear el tránsito de mercancías procedentes de Serbia en los puestos de aduana de Merdare y Dhe, en la frontera entre Serbia y Kosovo. La manifestación fue violentamente disuelta por la Policía kosovar y se produjeron 146 detenciones. Este acto fue convocado por el partido político kosovar Vetevendosje (Autodeterminación en albanés), encabezado Albin Kurti.
La intención de esta protesta era presionar al Gobierno de Pristina para que adopte en el Parlamento una resolución que garantice la reciprocidad de las medidas que se tomen en el transcurso de negociaciones entre Kosovo y Serbia. Que, gracias al diálogo, Belgrado no sea el único que salga ganando en los ámbitos político y económico. La opinión de Kurti y su partido, muy extendida ente la población de Kosovo, es que hasta ahora Serbia se está saliendo con la suya. Las mercancías serbias vuelven a estar en Kosovo y, además, Serbia avanza hacia la Unión Europea a un paso más rápido. Mientras esto ocurre, la situación en Kosovo es cada vez más precaria, tanto en lo económico como en lo político.
hacia la integración con Albania
El partido de Albin Kurti nació como una ONG, Kosova Action Network, para luchar contra la injusticia social y defender los derechos humanos. En 2005, se transformó en un movimiento político que pasó a llamarse Vetevendosje y aboga por la autodeterminación del pueblo kosovar sin necesidad de entablar negociaciones con Serbia o la intervención de la comunidad internacional.
La población de Kosovo se divide entre albaneses y serbios, siendo estos últimos aproximadamente un 5% de la población. Los albanokosovares comparten lengua, cultura y la religión mayoritaria, la musulmana, con Albania. Partiendo de esta base, Vetevendosje defiende el derecho del pueblo kosovar a una autodeterminación que haga posible su integración con Albania en un único estado. Este es el objetivo político final para Albin Kurti y sus seguidores, y lo que los diferencia de los demás partidos políticos kosovares. No obstante, son conscientes de que, para ello, primero hay que convertir a Kosovo en un Estado sólido.
En opinión de Kurti, Kosovo va en camino de pasar de ser un Estado débil a un Estado fallido, como Bosnia, un conjunto de territorios controlados por los diferentes grupos étnicos. Los territorios del norte de Kosovo, pretendidos por Belgrado, buscan formar una nueva República Srpska (territorio serbio dentro de Bosnia) que impida cualquier proyecto nacional estable de un Kosovo independiente a largo plazo. Sin un Estado fuerte y funcional Kurti ve muy difícil poder hablar de autodeterminación.
Aunque no son Serbia y las negociaciones el único obstáculo que ve Vetevendosje en el camino de Kosovo. El otro gran freno es la Administración internacional presente en la región desde la expulsión de las tropas serbias. La misión de las naciones unidas UNMIK y la misión europea EULEX son vistas como un gran obstáculo para el desarrollo.
El papel de las misiones internacionales fue importante para organizar la ayuda en los primeros años tras la guerra, pero se han excedido en el tiempo. Para Kurti, ahora son un impedimento igual o mayor para el desarrollo de Kosovo que la propia Serbia. En sus palabras: «En los tiempos de la ocupación serbia, Kosovo era un preso, un preso maltratado, bien, pues lo liberaron y ahora Kosovo es como un paciente ingresado en un hospital. Nadie lo pega, no hay maltrato físico, pero tampoco tiene libertad, son los médicos quienes deciden».
«La soberanía de Kosovo está vacía. No hay contenido que la llene. Una soberanía real sobre su territorio, un sistema político democrático y una economía factible, en la que la que no se importe once veces más de lo que se exporta». Además, Kurti añade que «si Kosovo tuviera esta base, podría tener el derecho a decidir libremente su futuro. La independencia fue un compromiso sobre el que, ahora una vez superado, tiene que prevalecer el interés y el derecho nacional. Al igual que a las dos Alemanias nadie les puso pega para unificarse, Kosovo también tiene que tener ese derecho», reivindica. Kurti recuerda que cualquier pueblo que quiera optar a una independencia «debe tener sustancia para mantener ese deseo, como mínimo un sistema político y una economía funcional».
Vetevendosje ya ha anunciado que a pesar de la represión policial seguirán con sus protestas pacíficas hasta que los intereses nacionales de Kosovo se respeten. Como primera parada para la definitiva integración en Albania.
Además de Serbia y las negociaciones, el otro gran obstáculo que ve Vetevendosje en el desarrollo de Kosovo es la Administración internacional presente en la región desde la expulsión de las tropas serbias.
El llamado Grupo Internacional de Supervisión de Kosovo (GIS) promete que a finales de este año terminará su vigilancia de la independencia de esta antigua provincia serbia, soberana desde febrero de 2008. «El GIS apoya el final de la independencia supervisada para Kosovo, pero el Plan Ahtisaari se debe cumplir», reiteró el representante internacional civil para Kosovo, el diplomático holandés Pieter Feith, en referencia al respeto a la minoría serbia en el norte de Kosovo.
El grupo está formado por 25 países que han reconocido a Kosovo como Estado independiente. GARA